Celso José Marranzini ha sido, durante más de una década, una de las figuras más visibles y polémicas del sector eléctrico en la República Dominicana.
A partir de su paso por la Corporación Dominicana de Empresas Eléctricas Estatales (CDEEE) hasta su actual presidencia del Consejo Unificado de Empresas Distribuidoras (CUED) y su rol en la Central Termoeléctrica Punta Catalina, Marranzini ha enfrentado constantes cuestionamientos sobre la eficiencia del suministro eléctrico.
Desde su nombramiento en enero de 2024 como presidente del CUED, Marranzini lidera las distribuidoras Edesur, Edenorte y Edeeste. Su gestión se ha centrado en la modernización del sistema, con inversiones en la mejora de subestaciones eléctricas y reducción de pérdidas técnicas. Sin embargo, los apagones prolongados y la insatisfacción ciudadana persisten, generando críticas en redes sociales y medios de comunicación.
En agosto de 2025, legisladores de oposición exigieron explicaciones tras cortes que superaron las 12 horas en varias provincias, denunciando una falta de respuesta efectiva ante las interrupciones del servicio.
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CDEEE (2009–2012): gestión bajo fuego
Durante su periodo como vicepresidente ejecutivo de la CDEEE, Marranzini enfrentó fuertes críticas por la ineficiencia del sistema eléctrico. La ciudadanía reportaba apagones frecuentes, interrupciones prolongadas y problemas de distribución que afectaban hogares y empresas.
El alto costo de los subsidios eléctricos, que superó los 3,000 millones de dólares durante su gestión, también generó cuestionamientos. Ciudadanos y líderes políticos señalaron que, a pesar de los recursos asignados, el sector no mostró mejoras significativas en cobertura ni calidad del servicio.
En redes sociales, los usuarios responsabilizaban directamente a Marranzini por los apagones y la falta de respuestas eficaces. Políticos de diversas tendencias y medios de comunicación lo señalaron como símbolo de las fallas persistentes del sistema eléctrico.
Aunque Marranzini defendió su gestión, argumentando que enfrentó problemas estructurales heredados y que se implementaron medidas de mejora, la percepción pública se mantuvo negativa. Para muchos, su administración consolidó la imagen de un sistema vulnerable y costoso, donde las promesas de eficiencia y modernización no se tradujeron en resultados tangibles para la ciudadanía.
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Punta Catalina: respuesta ante cuestionamientos
En 2022, al frente del Comité Técnico del Fideicomiso de la Central Termoeléctrica Punta Catalina, Marranzini utilizó su columna en un diario nacional para responder a cuestionamientos sobre su gestión, particularmente los planteados por Jaime Aristy Escuder, exadministrador de la planta, quien denunciaba desabastecimiento de carbón por supuesta falta de gerencia.
Marranzini explicó los procesos de compra de carbón, destacando que la adquisición a través de la empresa CMC permitió ahorros millonarios en comparación con XCOAL, que incumplió contratos. Detalló que los precios de mercado del carbón superaron lo acordado y que obligar a cumplir contratos desfavorables habría resultado más perjudicial. Según sus cálculos, la compra mediante CMC generó un ahorro aproximado de 9 millones de dólares por embarque, defendiendo la eficiencia de las decisiones adoptadas bajo su administración.
El funcionario también respondió a críticas personales dirigidas por un individuo identificado como José, quien cuestionaba su ética y capacidad gerencial. Marranzini consideró que tales comentarios carecían de sustento y constituían ataques personales, insistiendo en que sus decisiones se centraron en el interés del país, y no en beneficios particulares.
El descontento con el servicio eléctrico se mantiene y ha ganado fuerza en los últimos meses. Algunos usuarios de redes sociales y medios digitales denuncian cortes frecuentes, algunos de varias horas, que afectan hogares, comercios y la productividad de pequeñas y medianas empresas. Muchos señalan que, pese a las inversiones en modernización de subestaciones y reducción de pérdidas técnicas, los apagones siguen siendo recurrentes, especialmente en horarios pico y durante condiciones climáticas adversas.
En las provincias más afectadas, la frustración se muestran en comentarios que describen la situación como “una batalla diaria para mantener los electrodomésticos encendidos” o “un servicio que promete eficiencia pero falla en la práctica”.
La ciudadanía también critica la falta de comunicación y respuestas rápidas de las distribuidoras ante interrupciones prolongadas, generando la percepción de un sistema que no aprende de sus errores ni responde a las necesidades de la población.
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