Las ceremonias de toma de posesión de los presidentes Luis Abinader en 2024 y Leonel Fernández en 2004 fueron eventos que, aunque siguieron el protocolo tradicional del traspaso de mando en la República Dominicana, presentaron diferencias significativas en cuanto a la asistencia de dignatarios, la logística y la naturaleza de los eventos.
En el caso del presidente Luis Abinader este pasado 16 de agosto, el evento contó con la presencia de aproximadamente diez jefes de Estado y de Gobierno, entre los que se incluyeron figuras de la región como el primer ministro de Bahamas, Philip Edward Davis, y el presidente de Guatemala, Bernardo Arévalo.
También estuvieron presentes líderes como el presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou, y el rey Felipe VI de España.
Esta variedad de dignatarios destacó el carácter diplomático del evento, además de la presencia de representantes de naciones vecinas y amigos estratégicos.
Mientras que el expresidente Leonel Fernández en 2004, por su parte, la ceremonia de toma de posesión estuvo marcada por la presencia de más de una veintena de jefes de Estado y de Gobierno, reflejando un gran interés internacional en su regreso al poder.
Entre los dignatarios que asistieron se encontraban presidentes de Brasil, Panamá, Colombia y Costa Rica, además del príncipe de Asturias, Felipe VI, quien también estuvo presente en la ceremonia de Abinader 20 años después.
La amplia asistencia internacional reflejaba una proyección más global en comparación con la ceremonia de Abinader, que tuvo una orientación más regional.
Protocolo y Logística
La toma de posesión de Abinader introdujo un cambio significativo al trasladar el evento al Teatro Nacional Eduardo Brito, una decisión que generó controversia.
Históricamente, la ceremonia se había celebrado en el Salón de la Asamblea Nacional del Congreso Nacional, pero el número de invitados y la presencia de más de 1,500 asistentes justificaron el cambio de sede. Este ajuste se argumentó como una respuesta a la cantidad de dignatarios internacionales y nacionales que asistirían al evento.
No obstante, el cambio fue criticado por algunos sectores que consideraron que podría violar el reglamento de la Asamblea Nacional, que estipula que la ceremonia debe celebrarse en el Salón de la Asamblea salvo causas de fuerza mayor.
En cambio, Leonel Fernández, mantuvo el protocolo tradicional al realizarse la ceremonia en su lugar habitual en el Congreso.
Este lugar fue cuidadosamente renovado para la ocasión, con la participación de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional en un despliegue de seguridad que incluyó sobrevuelos de helicópteros y la vigilancia de la Marina en las costas cercanas al Malecón de Santo Domingo.
Este enfoque tradicional y altamente simbólico en el Congreso Nacional respetaba el protocolo establecido, destacando la formalidad del traspaso de mando en un contexto dominado por la tradición y la continuidad institucional.
Vestimenta y Ambiente
La ceremonia de Abinader fue más austera en términos de vestimenta formal, aunque el protocolo fue respetado. Abinader y su esposa, Raquel Arbaje, optaron por un estilo clásico, siguiendo la tradición de traje y corbata para el presidente y un vestido discreto para la primera dama.
El ambiente general fue sobrio, pero marcadamente moderno, en línea con el enfoque de su administración en la transparencia y la eficiencia en la gestión pública.
Por otro lado, la toma de posesión de Leonel Fernández en 2004 fue más opulenta. La vestimenta formal de Fernández reflejaba la importancia del evento, con un traje de corte impecable, y su esposa, en aquel entonces, Margarita Cedeño, como primera dama, optó por un elegante vestido que destacaba en el escenario internacional.
La ceremonia en sí, con su “Te Deum” en la Catedral Primada de América, añadía un toque tradicional y religioso que vinculaba la toma de posesión con la historia y la espiritualidad del país.
Finalmente, la toma de posesión de Abinader, la ampliación de su mandato se plantea como una continuación de las políticas implementadas durante su primer término, que han sido marcadas por reformas económicas y esfuerzos para enfrentar la pandemia de COVID-19.
Las tomas de posesión de Luis Abinader en 2024 y de Leonel Fernández en 2004 reflejan dos momentos diferentes en la historia reciente de la República Dominicana.
Ambas ceremonias, sin embargo, subrayan la importancia del protocolo y la diplomacia en la vida política del país.
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