El papa León XIV, elegido recientemente como sucesor de Francisco, ha reafirmado el compromiso del Vaticano con la ecología integral y la acción climática, consolidando y ampliando iniciativas que posicionan a la Santa Sede como un modelo global de sostenibilidad.
Aunque apenas inicia su papado, León XIV —anterior prefecto del Dicasterio para los Obispos— ya había expresado su preocupación por la “crisis ambiental” y la urgencia de pasar de las palabras a los hechos.
Las acciones medioambientales del Vaticano no son nuevas. Desde 2008, la Santa Sede ha implementado sistemas de energía solar, siendo la instalación más destacada la del Aula Pablo VI, con 2,200 paneles fotovoltaicos activos y 2,200 pasivos, capaces de generar 215 kW y evitar la emisión de 250,000 kilogramos de CO₂ anuales.
En 2024, bajo el marco del programa “Reconversión Ecológica 2030”, se instalaron nuevos sistemas solares en puntos como la entrada de los Museos Vaticanos y la zona de Vignaccia, ampliando la capacidad renovable del Estado Vaticano. El plan incluye el ambicioso objetivo de que toda la flota vehicular sea eléctrica y libre de emisiones para el año 2030. Como parte de este proyecto, se firmó un acuerdo con el Grupo Volkswagen, que suministrará unos 40 vehículos eléctricos, entre ellos los modelos ID.3, ID.4 e ID.5. También se han colocado 35 estaciones de carga dentro del Vaticano y en zonas extraterritoriales.

Uno de los pasos más contundentes fue asegurar que toda la electricidad utilizada por el Vaticano provenga exclusivamente de fuentes renovables, gracias a un contrato con la empresa energética Acea.
Estas acciones, iniciadas bajo el liderazgo de su predecesor, han sido reforzadas ahora con el respaldo explícito de León XIV, quien combina su perfil reservado con una postura clara en temas como el cambio climático, la ideología de género y los desafíos éticos contemporáneos.
El nuevo papa ha dejado claro que la fe cristiana debe manifestarse también en el cuidado del planeta, una postura que lo alinea con la encíclica Laudato Si’ y que reafirma el papel del Vaticano como un actor global en la defensa del medio ambiente.
Cambio climático como desafío moral
En su primer mensaje como pontífice, el papa León XIV ha dejado claro que la lucha contra el cambio climático no es solo una tarea técnica o política, sino una cuestión profundamente moral, espiritual y social. Al reafirmar su adhesión a los principios de la encíclica Laudato si’ y la exhortación apostólica Laudate Deum, documentos emblemáticos del papa Francisco, León XIV ha subrayado que el compromiso ambiental de la Iglesia debe ser más firme y urgente que nunca.
Durante su primera misa como papa, advirtió sobre los peligros de una “idolatría moderna” en la que el dinero, la tecnología y el éxito ocupan el lugar de los valores cristianos fundamentales. En este contexto, denunció que la crisis ambiental no puede ser vista en aislamiento, sino como reflejo de una crisis moral que desvía al ser humano de su responsabilidad hacia la creación.
León XIV también ha llamado la atención sobre la justicia intergeneracional, recordando que “las decisiones actuales determinarán el bienestar de las generaciones futuras”. Esta visión resuena con su formación misionera y su trayectoria pastoral en Perú, donde convivió con comunidades vulnerables, muchas de las cuales ya enfrentan las consecuencias directas del deterioro ambiental.
“La Iglesia no puede permanecer indiferente cuando los más pobres sufren las consecuencias de una crisis que no provocaron”, expresó, dejando ver que su liderazgo integrará la dimensión social del cambio climático con una clara opción por los más necesitados.
Con este enfoque integral, el papa León XIV reafirma y refuerza el compromiso de la Iglesia Católica con la defensa del medio ambiente, presentando el cuidado de la “casa común” como una expresión concreta de la fe cristiana y un imperativo ético que interpela a toda la humanidad.
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