La República Dominicana se posiciona en el centro del mapa estratégico mundial con el hallazgo de una reserva estimada de 100 millones de toneladas de tierras raras, elementos esenciales para la fabricación de componentes electrónicos y altamente codiciados en medio de la creciente tensión comercial entre Estados Unidos y China.
El presidente Luis Abinader ha destacado que se esperan cifras más precisas en los próximos meses, mientras se intensifican las labores de exploración en la provincia de Pedernales, específicamente en la reserva minera de Ávila, declarada Reserva Fiscal Minera en 2018.
El interés estadounidense no se ha hecho esperar. En febrero, el secretario de Estado Marco Rubio visitó el país y expresó que EE.UU. prefiere estos recursos en manos de “un país amigo”, subrayando la relevancia geoestratégica de la isla. El mercado estadounidense aparece como principal destino para estas materias primas, y ya se han incorporado al proceso exploratorio expertos del Cuerpo de Ingenieros del Ejército de EE.UU.
Según el ingeniero químico Ramón Alburquerque, las tierras raras representan “una enorme esperanza” para el país, gracias a su “envidiable ubicación geográfica” y “cercanía extraordinaria” con Estados Unidos y la Cuenca del Atlántico. De confirmarse la magnitud de la reserva, el país podría convertirse en proveedor clave del hemisferio occidental, frente al actual monopolio chino en la producción y refinado de estos elementos.
A nivel local, la expectativa crece. En comunidades como Las Mercedes, los residentes ven la minería como una vía para mejoras en infraestructura y generación de empleo, sin comprometer el desarrollo turístico de Pedernales, según afirmó el comunicador Manuel González Féliz.
Las tierras raras pueden alcanzar precios que van desde 50 hasta 750 dólares por kilo, dependiendo de su composición y pureza. Para administrar estos recursos, el gobierno creó en agosto de 2024 la Empresa Minera Dominicana, S.A. (Emidom), una entidad estatal con el mandato de explorar y explotar los minerales estratégicos del país.
Con los ojos del mundo sobre esta reserva, República Dominicana se prepara para un nuevo capítulo en su desarrollo económico, en un contexto internacional donde los recursos minerales se han convertido en armas geopolíticas clave.
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