En la República Dominicana, la energía eléctrica es un motor vital para el desarrollo económico y el bienestar de la población. Sin embargo, detrás de la luminosidad de sus ciudades y pueblos, se oculta una sombra que amenaza la estabilidad y eficiencia del sistema eléctrico: las pérdidas en la distribución de energía. Las autoridades y las empresas distribuidoras de electricidad (Edesur, Edenorte y Edeeste) están conscientes de que estas pérdidas erosionan los márgenes brutos de operación, aumentando la presión sobre el presupuesto nacional.
Una de las formas que tienen las distribuidoras para combatir estas pérdidas es formalizando a los usuarios y colocándoles medidores para poder cobrar el servicio eléctrico. Este esfuerzo ha mostrado resultados significativos en los últimos años. En diciembre del 2023, las EDE tenían 3,092,917 clientes activos, de los cuales 359,072 estaban sin medidor. Sin embargo, según el último informe de gestión comercial de las EDE publicado por el Ministerio de Energía y Minas (MEM), en febrero del 2024, los clientes sin medidor habían descendido a 325,814, un 9.3 % menos.
Datos recientes
De los 325,814 clientes sin medidor en febrero pasado, a la Empresa Distribuidora de Electricidad del Norte (Edenorte) pertenecen 115,159, a Edesur Dominicana 73,152 y a la Empresa Distribuidora de Electricidad del Este (Edeeste) 137,503 usuarios. Estos datos reflejan un esfuerzo sostenido por parte de las distribuidoras para reducir la cantidad de consumidores sin medidor.
En años anteriores, la situación era diferente. En diciembre del 2020, había 282,200 clientes sin medidor. Un año después, en 2021, los clientes en esa situación aumentaron a 357,501, un 26.7 % más. Para diciembre del 2022, el número se elevó a 420,116, un incremento del 17.5 %. Sin embargo, en diciembre del 2023, los consumidores sin contador bajaron a 359,072, una reducción del 14.5 %.
Las pérdidas en la distribución de energía han sido una carga financiera significativa, y la formalización de los usuarios es un paso esencial para mitigar este problema. El gobierno y las distribuidoras deben continuar con estos esfuerzos para asegurar la estabilidad y sostenibilidad del sistema eléctrico dominicano.