El sector eléctrico dominicano enfrenta una crisis que ha dejado a numerosas comunidades soportando largas jornadas de apagones, incluso antes de que se anunciaran los trabajos de modernización. Este problema, que afecta de manera directa la calidad de vida de los ciudadanos y la productividad de las empresas, ha puesto de relieve la urgencia de una intervención decidida y efectiva.
En respuesta a esta situación, Celso Marranzini, presidente del Consejo Unificado de Empresas Distribuidoras (CUED), ha presentado un plan para revitalizar y modernizar el sistema eléctrico, con una inversión internacional asegurada de más de US$675 millones. Este plan no solo busca mitigar las crisis inmediatas, sino también transformar de manera integral el sector eléctrico a mediano y largo plazo.
La frustración y el descontento de la ciudadanía son comprensibles. Las comunidades que han sufrido apagones prolongados ven con escepticismo los anuncios de mejoras, especialmente cuando las soluciones prometidas no llegan de inmediato. No obstante, es crucial entender que la magnitud de la crisis eléctrica actual no se resolverá de un día para otro. Marranzini ha dejado claro que este plan, que incluye la reducción del déficit de las Empresas Distribuidoras de Electricidad (EDE) del 38 % al 27 % para el 2027, es una apuesta a futuro que requiere tiempo, paciencia y una gestión comprometida.
El plan contempla acciones esenciales, como la modernización de la infraestructura eléctrica, la lucha frontal contra el fraude, y la implementación de una gobernanza basada en la transparencia. La introducción de medidores prepagos y la expansión de la telemedición son solo algunas de las iniciativas destinadas a reducir las pérdidas técnicas y comerciales, y a mejorar la eficiencia del servicio. Asimismo, la recuperación de la función de la Procuraduría General del Sistema Eléctrico (Pegase) en la persecución del fraude eléctrico es una medida que busca restaurar la confianza en el sistema y garantizar que los recursos se utilicen de manera efectiva.
Sin embargo, estos cambios no se limitarán a las reformas tecnológicas y operativas. El plan también incluye la privatización controlada de la operación y mantenimiento de las EDE, lo que permitirá que el sector privado participe en la gestión, sin que el Estado pierda la propiedad de las empresas. Esta medida, diseñada para exigir resultados concretos, es un reconocimiento de que la colaboración entre el sector público y el privado es esencial para superar los desafíos históricos del sector.
El respaldo de la Asociación Dominicana de la Industria Eléctrica (ADIE) a este plan es un indicativo de que los actores clave del sector están alineados en la necesidad de un cambio profundo. Como señaló Manuel Cabral, vicepresidente de la ADIE, este plan es un avance en la dirección correcta, y su éxito dependerá del compromiso y la colaboración de todos los sectores involucrados.
Aun así, las autoridades deben ser transparentes y comunicar claramente a la ciudadanía que los beneficios de este plan no serán inmediatos. Se necesitará tiempo para que las inversiones en infraestructura y las mejoras en la gestión produzcan los resultados deseados. Mientras tanto, las comunidades que han soportado apagones prolongados merecen ser informadas con honestidad sobre los avances y los plazos estimados para la mejora del servicio.
La modernización del sector eléctrico es una tarea monumental que, si se maneja adecuadamente, puede transformar de manera duradera la calidad del servicio eléctrico en el país. Sin embargo, es un proceso que exige paciencia y confianza en que los sacrificios de hoy serán recompensados con un sistema eléctrico más eficiente, transparente y sostenible en el futuro. Las autoridades, por su parte, tienen la responsabilidad de cumplir con sus promesas y de mantener a la ciudadanía informada en cada paso del camino, asegurando que la espera, aunque difícil, valdrá la pena.
