La presencia de militares y funcionarios de EE. UU. en Tierra del Fuego y el interés por dirigir la planificación y el destino de una Base Naval en Ushuaia no solo debe ser vista como la estrategia militar global de una potencia extranjera, sino principalmente, la pérdida definitiva del control y de la soberanía en un territorio geoestratégico del país suramericano.
Los planos de la base ya están listos, pero las obras no comenzaron por falta de presupuesto y la prórroga del presupuesto 2023 frenaron la asignación de partidas.
El almirante Alvin Holsey, jefe del Comando Sur de Estados Unidos, visitó Ushuaia, se reunió con autoridades navales argentinas y mantuvo un encuentro con Javier Milei. Allí, destacó el «papel crucial» del enclave fueguino «en la protección de las rutas marítimas vitales para el comercio global».
El militar también reivindicó el papel de EE. UU. en la compra de los aviones F-16, con un paquete de sostenimiento de US$ 941 millones, y habló de futuras adquisiciones como los vehículos blindados Stryker, impulsados por el ministro de Defensa Luis Petri.
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