EHPLUS, SANTO DOMINGO.- En un hito significativo para la lucha contra el cambio climático, los Estados Unidos promulgaron la Ley de Reducción de la Inflación, una legislación sin precedentes que tiene como objetivo acelerar la transición energética y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 40% para 2030.
Con una inversión federal de casi US$400,000 millones a lo largo de los próximos diez años, esta ambiciosa ley se considera el paquete de medidas energéticas más grande en la historia del país. Su enfoque se centra en impulsar la adopción de tecnologías renovables y promover la eficiencia energética en diversos sectores.
El plan contempla una amplia gama de medidas, desde incentivos financieros para el desarrollo de tecnologías renovables hasta exenciones fiscales destinadas a fomentar la eficiencia energética en edificios y la adquisición de vehículos eléctricos. Las inversiones propuestas en la ley abarcan el 63% del financiamiento total, destacando el sector energético como el principal beneficiario.
Entre las acciones clave, se ha creado un fondo de más de 60.000 millones de dólares para atraer actividades manufactureras relacionadas con las energías renovables y el transporte hacia los Estados Unidos. Además, se ofrecerán créditos fiscales por un total de US$30,000 millones para la producción de paneles solares, turbinas eólicas, baterías y procesamiento de minerales críticos.
La Ley de Reducción de la Inflación también contempla la asignación de US$10,000 millones de dólares para la construcción de plantas manufactureras y US$2,000 millones de dólares en subsidios destinados a remodelar las plantas del sector automotriz para impulsar la producción de vehículos eléctricos. Se destinarán US$2,000 millones de dólares adicionales a los laboratorios de investigación y desarrollo nacionales para acelerar la investigación en tecnologías energéticas.
Estas medidas no solo buscan reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, sino también estimular la economía y generar empleo en el sector de las energías limpias. Se espera que esta histórica ley impulse el crecimiento de la industria de las energías renovables y acelere la transición hacia una economía más sostenible en los Estados Unidos.
La aprobación de esta ley posiciona a los Estados Unidos como líder en la lucha contra el cambio climático y representa un compromiso firme para alcanzar un futuro más limpio y resiliente desde el punto de vista medioambiental.
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