Por segunda vez en menos de dos semanas, el Aeropuerto Internacional Newark Liberty sufrió una interrupción en su sistema de radar, lo que ha encendido las alertas sobre la seguridad y eficiencia del control de tráfico aéreo en la región noreste de Estados Unidos.
Según confirmó la Administración Federal de Aviación (FAA), el radar ubicado en las instalaciones de Filadelfia —responsable de guiar los vuelos desde y hacia Newark— dejó de funcionar por 90 segundos a las 3:55 a.m. del viernes. Esta falla se suma al incidente ocurrido el 28 de abril, que provocó la cancelación o retraso de cientos de vuelos.
El problema no solo impactó en el flujo aéreo, sino que afectó directamente al personal de control aéreo. Varios controladores solicitaron licencia por trauma, lo que agravó aún más la ya existente escasez de personal.
Ante la gravedad de la situación, la FAA inició la instalación de nuevas líneas de fibra óptica para reemplazar los anticuados cables de cobre que aún conectan sus centros de operaciones entre Filadelfia y Nueva York. A través de su cuenta en X (antes Twitter), la FAA informó que la interrupción afectó “las comunicaciones y visualización del radar en el área C de TRACON en Filadelfia”, aunque aclaró que la información es preliminar y sujeta a cambios.
Sistema aéreo en crisis: modernización urgente
El secretario de Transporte, Sean Duffy, anunció un plan multimillonario para reemplazar el sistema de control aéreo de EE.UU., descrito como obsoleto y saturado. “Algunas instalaciones aún dependen de disquetes y tecnología con más de 40 años”, reconoció Duffy en declaraciones a Fox News.
El plan surge tras un accidente mortal en enero, cuando un choque entre un avión comercial y un helicóptero del Ejército dejó 67 muertos sobre Washington D.C. Aunque la causa oficial aún no se ha determinado, las deficiencias tecnológicas del sistema han sido señaladas como factores de riesgo desde hace décadas.
Retrasos, cancelaciones y caos para los pasajeros
Durante la primera interrupción, el vuelo 1951 de United Airlines experimentó una pérdida total de comunicación, y los pilotos debieron repetir llamadas por radio hasta recuperar el contacto. El breve apagón radial generó una cadena de retrasos que se prolongó durante varios días.
Según datos de FlightAware, más de 150 vuelos fueron cancelados solo el lunes posterior a la falla, afectando a miles de pasajeros.
Además, el Sindicato Nacional de Controladores de Tráfico Aéreo denunció que el alto nivel de estrés, la sobrecarga laboral y la falta de personal especializado son riesgos latentes que requieren atención urgente.
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