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viernes 26, abril 2024

La pandemia de los combustibles

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El 20 de abril del 2020, en medio de las peores restricciones de movilidad y de cuarentena que las actuales generaciones hayan conocido, a raíz de la pandemia del COVID-19, los medios reportaron que el crudo llegó a menos de US$0 por barril, el precio más bajo desde que se abrió el comercio de futuros de petróleo en 1983. Las severas medidas restrictivas de movilidad y la parálisis del aparato productivo global, hicieron que la demanda descendiera más rápido que los recortes de producción por parte de los países OPEP + anunciados ese mismo mes de abril.

Lógicamente, esto tuvo una repercusión inmediata en los precios locales de combustibles. De hecho, por solo citar un ejemplo, los precios de abril de ese año cayeron un 24% con relación a marzo, bajando, solo en esa semana, más de seis pesos por galón en el caso de la Gasolina Premium y 5.80 la Gasolina Regular, mientras que el GLP bajó 0.40, con un dólar a 53.89.

Muy diferente al panorama actual. Desde finales del 2020, la frase “vuelven a subir los combustibles” ha sido la tónica de cada viernes, y aunque el Gobierno ha logrado mantener los precios, absorbiendo el costo del alza, deuda que a su vez se profundiza con los importadores privados, la reacción económica a la apertura y el fin de las restricciones sobre el mercado petrolero ha disparado el precio del barril y con ello, los precios de los derivados, castigando sobremanera a países no productores como es el caso de la República Dominicana.

El sacrificio que hace el Gobierno es palpable. Cada siete días debe desembolsar no menos de 500 millones de pesos solo para contener las alzas, pero a veces resulta insuficiente y se ven obligados a aumentar los precios, causando la molestia – entendible de la ciudadanía. Esto representa un desafío doble: de gobernabilidad y de comunicación.

Lo del Gobierno se explica por sí solo. A mayores alzas de combustibles, mayor será el costo de vida y, por ende, la presión social se verá incrementada. Desde lo comunicacional, el margen es estrecho. Una parte de la población, mínima por lo demás, acepta a regañadientes las explicaciones oficiales de las alzas y del esfuerzo gubernamental. Sin embargo, la gran mayoría no desea escuchar excusas, solo soluciones, y lo que es peor o poco probable en un contexto como este, que los precios bajen de manera considerable. Esta pandemia petrolera recién comienza.

Felipe Vallejos 

Licenciado en comunicación social. Master en comunicación y marketing político. Analista y consultor en comunicación política y corporativa con más de 10 años de experiencia. Expositor en distintos foros internacionales y docente universitario de la rama del lobby y asuntos públicos. Comentarista de televisión y radio, así como columnista. En 2018 fundó ComTrack, empresa que ofrece servicios de imagen, comunicación estratégica, asuntos gubernamentales y manejo de crisis.

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