EHPLUS, SANTO DOMINGO.- Países de todo el mundo, incluyendo México y varios en Europa, han adoptado la agrovoltaica como una solución innovadora para la generación de energía limpia y el aumento de la producción agrícola.
En un esfuerzo por combinar la generación de energía limpia con la agricultura sostenible, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) estableció la primera parcela agrovoltaica en América Latina. Ubicada al sur de la Ciudad de México, la instalación pionera integra paneles solares con cultivos agrícolas, ofreciendo una solución multifacética para las necesidades energéticas y alimentarias del país.
Según expertos de la UNAM, la tecnología agrovoltaica presenta numerosos beneficios, incluyendo la generación de energía sin combustibles fósiles, la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y el fomento de prácticas agrícolas más sostenibles.
Esta tendencia no se limita a América Latina. Poco a poco y sobre todo a lo largo de la última década la bautizada como agrovoltaica ha ido pasando de la teoría a la práctica, con proyectos en Alemania, Estados Unidos, Chile, Japón o España, donde se han impulsado iniciativas como Winesolar, una planta piloto de 40 kW instalada en Toledo. Ahora investigadores daneses han puesto un dato sobre la mesa que hace aún más interesante esa apuesta.
Sin embargo, este potencial no está distribuido de manera uniforme en toda Europa. Mientras que algunos países tienen un espacio limitado para la agrovoltaica, otros, como Dinamarca, poseen un gran potencial, con hasta un 53% de su superficie considerada adecuada para esta tecnología.
Dato importante
Un análisis muestra que las “zonas elegibles” para la agrovoltaica (APV) se distribuyen de forma “bastante desigual” en Europa. Por ejemplo, mientras concluye que hay países donde el espacio apta para la APV es mínimo, en otros se alcanzan porcentajes de dos dígitos. En el primer caso estaría Noruega, con un 1% de superficie; en el segundo Dinamarca, con un 53%.
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