Las empresas distribuidoras de electricidad (EDE) de República Dominicana registraron en marzo de 2025 una pérdida acumulada de 1,682.8 GWh de energía, lo que representa un 39% del total adquirido, según datos del “Boletín de Distribución y Comercialización de Energía marzo 2024 – marzo 2025”. Este porcentaje de pérdidas incluye energía no facturada (37%) y energía facturada pero no cobrada (2%).
Es decir, por cada 100 GWh de energía comprada, las EDE perdieron el equivalente a 39 gigavatios-hora (GWh), según el último informe de desempeño del Ministerio de Energía y Minas.
En ese período, las EDE compraron 4,543.4 GWh, pero solo pudieron facturar y cobrar una fracción de ese volumen. Estas pérdidas, que se mantienen en niveles estructuralmente altos, son financiadas con recursos públicos: de acuerdo con la Ley de Presupuesto General del Estado 2025, el Gobierno Central destinó RD$83,360.7 millones, equivalentes a US$1,307.6 millones, en transferencias directas a las distribuidoras.
Más energía facturada, menos dinero recibido
Aunque en términos físicos se registró un aumento en la energía facturada, que pasó de 938.7 GWh en marzo de 2024 a 952.7 GWh en 2025 (un incremento del 1.5%), los ingresos por esa energía disminuyeron un 2.8%, al pasar de US$157.3 millones a US$152.9 millones. Esta paradoja se explica por una caída del 4.2% en el precio medio de venta de energía, que se situó en 16.05 centavos de dólar por kWh.
Por su parte, los cobros por energía aumentaron en volumen (de 910.3 GWh a 956.7 GWh), pero solo se reflejaron en un modesto incremento del 1.4% en ingresos monetarios, alcanzando los US$151.5 millones. Esto revela una brecha persistente entre lo que se factura y lo que realmente se cobra.
La evaluación de desempeño a través de indicadores como el Índice de Recuperación de Energía (ERI) y el Índice de Recuperación de Efectivo (CRI) confirma la pérdida de eficiencia. El ERI cayó de 60.2% a 59.8% y el CRI bajó de 60.1% a 59.7%, ambos con una disminución de 0.8 puntos porcentuales entre marzo 2024 y marzo 2025.
Aunque el índice de cobranza (relación entre cobros y facturación) aumentó levemente de 95.3% a 95.6%, este no compensa las pérdidas estructurales del sistema.
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Déficit cubierto con subsidios
Durante ese mismo mes, el balance corriente de las EDE alcanzó US$327.5 millones, mientras que el balance global se situó en US$375.0 millones, reflejando incrementos marginales de 1.8% y 0.8%, respectivamente. Sin embargo, estos déficits fueron cubiertos con subsidios del Gobierno, que desembolsó US$338.8 millones solo en marzo.
Para el Centro Regional de Estrategias Económicas Sostenibles (CREES), esta situación representa un costo de oportunidad para los contribuyentes, quienes terminan financiando un sistema eléctrico que no ha mostrado mejoras significativas en la reducción de pérdidas, limitando recursos que podrían destinarse a educación, salud o inversión pública productiva.

En cuanto al gasto operativo, la nómina de las EDE se redujo un 7.1%, situándose en US$7.46 millones, con una plantilla de 7,507 empleados. El salario promedio mensual fue de US$993.9, un 2.9% más que en marzo del año anterior.
Los datos muestran que las pérdidas siguen creciendo a pesar de los subsidios. La ineficiencia estructural de las EDE impacta las finanzas públicas y limita el desarrollo económico del país. Sin reformas de fondo que mejoren la gestión y reduzcan las fugas energéticas, la ciudadanía continuará pagando un sistema que no logra autosostenerse ni brindar un servicio óptimo.


