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viernes 16, mayo 2025

Un apagón revela la fragilidad eléctrica de España: la frecuencia de red cayó fuera del umbral en segundos

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La red eléctrica española colapsó en cuestión de segundos la semana pasada, dejando sin suministro a casi todo el país y afectando incluso partes de Portugal. El motivo: una caída abrupta en la frecuencia eléctrica, el “latido” que mantiene estable el flujo energético en todo el sistema.

Aunque parezca un detalle técnico, esa frecuencia —50 hercios en Europa— es esencial. Basta una desviación de apenas 0.5 Hz para desencadenar el caos, como ocurrió en este caso. En un sistema energético que depende cada vez más de fuentes renovables como la solar y la eólica, mantener ese equilibrio se vuelve más difícil, porque estas tecnologías no aportan inercia —la energía cinética generada por turbinas giratorias convencionales, necesarias para estabilizar la red.

España, con 64 gigavatios de energía solar pero solo 1 gigavatio de capacidad de baterías instaladas, se enfrenta a una asimetría peligrosa. “Las baterías corrigen instantáneamente la frecuencia”, explicó Arushi Sharma Frank, del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales. Pero se necesitan no solo más baterías, sino proyectos de almacenamiento capaces de sostener energía durante horas, algo que aún es limitado en la península.

Casos similares han ocurrido. En Texas (EE.UU.), una ola de frío en 2021 desconectó generadores de gas y dejó a la red a cuatro minutos de un colapso total. También allí, las renovables provocaron variaciones de frecuencia que las propias turbinas solares y eólicas no pudieron corregir, generando cortes en cascada.

Por eso, muchos operadores están apostando por soluciones innovadoras. En Alemania, Siemens instala supercondensadores que pueden almacenar o liberar 400 megavatios en un segundo. En Puerto Rico, la empresa Sunrun gestiona una central eléctrica virtual formada por 4,000 baterías domésticas. Y en Reino Unido, se promueven condensadores síncronos y contratos a largo plazo que incentiven infraestructura estabilizadora.

También hay avances en software. La española Hybrid Energy Storage Solutions Ltd. ha desarrollado algoritmos y modelos predictivos para corregir desviaciones de frecuencia antes de que escalen. Y el Reino Unido ha sido pionero en lanzar programas como el Stability Pathfinder, con el que busca reemplazar la inercia tradicional por soluciones modernas.

Lo que está en juego no es menor. Con más autos eléctricos, bombas de calor y procesos digitales alimentados por electricidad, la demanda energética no solo crece, sino que se vuelve más volátil. “El sistema se pone más nervioso, y el tiempo de respuesta tiene que ser más rápido”, advirtió Luis D’Acosta, CEO de Uplight.

España, mientras tanto, espera los resultados de la investigación sobre su reciente apagón. Pero si algo quedó claro es que, sin una red más flexible y con capacidad de respuesta ultrarrápida, el futuro eléctrico puede oscurecerse en cualquier instante.

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