En un contexto de reformas y metas ambiciosas, el presidente Luis Abinader, quien inicia su segunda gestión al frente del Gobierno, anunció que ya está en marcha una transformación profunda en el sector eléctrico dominicano, con el objetivo principal de reducir las grandes pérdidas ocasionadas por la energía servida y no cobrada.
Durante su intervención en el acto de juramentación, celebrado este 16 de agosto en conmemoración del Día de la Restauración, destacó este problema ha sido uno de los mayores desafíos para el sistema eléctrico del país, afectando la eficiencia y sostenibilidad del servicio, y sigue siendo un foco central en la agenda del gobierno.
Energía no cobrada
Las pérdidas por energía no cobrada son un problema que ha afectado al sistema eléctrico dominicano durante décadas. Estas pérdidas, que incluyen tanto el robo de electricidad como la ineficiencia en la facturación y el cobro, han generado un impacto significativo en la estabilidad financiera de las empresas distribuidoras y, por ende, en todo el sistema eléctrico. Según el presidente Abinader, estas pérdidas son uno de los principales obstáculos que impiden que el país tenga un servicio eléctrico de calidad, eficiente y confiable.
Durante su discurso en el acto de juramentación, Abinader reconoció que, aunque se han logrado avances importantes en generación y transmisión, el componente de distribución sigue enfrentando desafíos críticos. “Ya está en marcha una transformación profunda que va a reducir las grandes pérdidas debido a la energía servida y no cobrada,” afirmó el mandatario, dejando claro que este es un asunto prioritario para su gobierno.
Reformas en el sector eléctrico
El gobierno de Abinader ha emprendido una serie de reformas en el sector eléctrico con la meta de mejorar su eficiencia y competitividad. En los últimos cuatro años, se han adjudicado e iniciado proyectos para la construcción de 2,000 nuevos megavatios de generación térmica, de los cuales 378 MW ya están en producción. Además, se han contratado 1,504 MW de generación renovable, con 630 MW ya integrados al sistema, lo que posiciona al país en un camino hacia una mayor sostenibilidad energética.
Sin embargo, el verdadero reto radica en el componente de distribución. La transformación profunda a la que hace referencia Abinader incluye medidas para mejorar la gestión de las empresas distribuidoras, reducir las pérdidas técnicas y no técnicas, y optimizar el proceso de cobro de la energía servida. Estas medidas son esenciales no solo para mejorar la calidad del servicio eléctrico, sino también para asegurar la viabilidad financiera de las distribuidoras y del sistema eléctrico en su conjunto.
Impacto económico y social
Reducir las pérdidas por energía servida y no cobrada tiene un impacto directo en la economía y en la calidad de vida de los ciudadanos. Un sistema eléctrico más eficiente permite ofrecer un servicio más estable y a un costo más razonable, lo que beneficia tanto a los hogares como a las empresas. Además, mejora la competitividad del país, atrayendo inversiones y generando empleos de calidad.
El presidente Abinader subrayó que esta transformación es un componente clave de la Meta RD 2036, que busca duplicar la economía del país en los próximos 12 años. Acelerar el crecimiento promedio anual del PIB al 6% requiere no solo aumentar la producción de energía, sino también asegurar que esta sea gestionada de manera eficiente y que los recursos generados sean utilizados para el desarrollo sostenible del país.
