EHPLUS, SANTO DOMINGO.- América Latina y el Caribe enfrentan el desafío de impulsar la transición energética hacia fuentes renovables y sostenibles. A pesar de los avances en la generación de energías limpias, la región todavía depende en gran medida de la energía hidroeléctrica, lo que la expone a vulnerabilidades debido a los efectos del cambio climático en las fuentes hídricas.
Para acelerar la transición energética y diversificar la matriz energética, se requiere una mayor inversión en tecnologías como la energía solar y eólica. Estas fuentes renovables tienen un gran potencial en la región debido a su abundancia de recursos naturales y su capacidad para generar energía de manera sostenible.
Según la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA), las inversiones en energía limpia en América Latina y el Caribe superaron las inversiones en energías fósiles desde 2010 hasta 2021. Esto demuestra un cambio en la dirección hacia un modelo energético más sostenible y respetuoso con el medio ambiente.
Sin embargo, la pandemia de COVID-19 ha generado una desaceleración en las inversiones en energías renovables en la región. El aumento en el costo del capital ha dificultado la ejecución de proyectos de energía solar y eólica, lo que ha llevado a una reducción en los anuncios de inversión.
Para impulsar la transición energética, es crucial contar con políticas adecuadas que fomenten la inversión tanto a nivel nacional como internacional. Los gobiernos de la región deben implementar incentivos y mecanismos de financiamiento que faciliten el acceso a capital para proyectos de energías renovables.
La experiencia internacional demuestra que el sector energético puede impulsar el desarrollo de industrias relacionadas con la transición energética. Desde la extracción de minerales críticos hasta la prestación de servicios de ingeniería y construcción, existe un amplio espectro de oportunidades económicas asociadas a las energías renovables.
Además, el aumento en la capacidad de generación de energía renovable puede mejorar la eficiencia energética de la región y fomentar la realización de actividades productivas intensivas en energía, como la producción de hidrógeno verde. Esto no solo ayudaría a satisfacer la creciente demanda energética, sino que también podría atraer inversiones hacia sectores complementarios.
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