EH Plus, Alemania.-“Centenares de miles de puestos de trabajo estarían en peligro”. “Nuestro país y toda Europa se hundirían en una recesión”, así justificó así hace justo un mes el canciller alemán, Olaf Scholz, su negativa a cortar de forma inmediata el grifo del gas ruso.
Sus palabras, pronunciadas en el Parlamento alemán, resuenan hoy otra vez en Berlín después de que el Bundesbank haya alertado de lo mismo en su último informe mensual, publicado este viernes.
Un embargo a las importaciones de energía rusas supondría una reducción del producto interior bruto (PIB) alemán del 5% respecto a las proyecciones que hizo en marzo el Banco Central Europeo y un 2% respecto al PIB del año anterior y sumiría al país en una recesión.
El informe del Bundesbank apunta a otro problema que preocupa especialmente en Alemania: el incremento de los precios.
El país ha pulverizado su récord de inflación desde la reunificación, al situarse en marzo en el 7,3%. De producirse un corte súbito de la energía rusa, la inflación se dispararía otro punto y medio porcentual este año, aumentando los riesgos de la temida estanflación —una economía estancada mientras los precios se mantienen al alza—.
El análisis del banco central asegura que el impacto del 5% en el crecimiento empujaría a la economía a una grave recesión, ya que el PIB general se reduciría en un 2%.