El 29 de enero de 1886, el ingeniero alemán Karl Benz marcó un hito en la historia de la movilidad al patentar su invento revolucionario: el Benz Patent-Motorwagen, el primer automóvil del mundo propulsado por un motor de combustión interna.
Con esta patente, se dio inicio a una era de transformación en el transporte, permitiendo a la humanidad superar las limitaciones de los carruajes y los trenes.

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Aquel primer automóvil, un triciclo con un motor de 0.75 caballos de fuerza, alcanzaba una velocidad máxima de 16 km/h y tenía una autonomía de 100 kilómetros con un solo tanque de gasolina.
Su impacto, aunque modesto en sus inicios, sentó las bases para la gigantesca industria automotriz que conocemos hoy.
Desde aquel 29 de enero, la movilidad no volvió a ser la misma. El legado de Karl Benz sigue vivo en cada vehículo que recorre las carreteras del mundo, recordándonos que la innovación y la determinación pueden cambiar el curso de la historia.

