viernes 29, marzo 2024

Combustible verde, el futuro es ahora

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El futuro pasa por conseguir la independencia energética. La producción de hidrógeno es un camino promisorio, pero requiere de gran cantidad de energía limpia y barata para obtenerlo, como la solar o la eólica. Los próximos años son cruciales para alcanzar este desafío que tiene República Dominicana para asumir su rol en esta carrera mundial.

La descarbonización del mundo es el escenario ideal de los ambientalistas y una apuesta cada vez menos lejana para los países del primer y tercer mundo. Y es que el uso del hidrógeno verde como combustible no es una práctica nueva, realmente su uso ha estado presente hace ya varias decenas de años, pero en escenarios no convencionales y muy lejos de la industria tradicional, es decir es un viejo conocido. 

Actualmente, la mayor parte del hidrógeno que se utiliza hoy en día se conoce como gris, marrón o negro, dependiendo de si es reformado de gas natural, carbón o petróleo. Como consecuencia, al producir este tipo de hidrógeno se emite a la atmósfera dióxido de carbono (CO2), el enemigo número uno del medio ambiente y el principal gas causante de la crisis climática. Es por ello que todo apunta a incentivar y casi obligar a la inclusión de un combustible “limpio” producido a través de energías renovables que evite la emisión de gases de efecto invernadero.

En el camino hacia la carbono neutralidad de América Latina, el rol que cumplirá la producción y uso del hidrógeno verde será fundamental. Este puede ayudar a lograr emisiones netas de dióxido de carbono ( CO2 ) nulas en sectores de uso intensivo de energía y difíciles de descarbonizar como el acero, los productos químicos, el transporte de larga distancia, el transporte marítimo y la aviación. Pero los costos de producción deben reducirse para que sea económico para los países de todo el mundo. El hidrógeno verde cuesta actualmente entre dos y tres veces más que el hidrógeno “azul”, que se produce utilizando combustibles fósiles en combinación con la captura y almacenamiento de carbono (CAC), pero las nuevas tecnologías están haciendo que su producción y uso sean más accesibles.

Y es que no se trata solo del impacto al medio ambiente, la producción y exportación de hidrógeno verde puede impulsar el repunte de la economía de América Latina y el Caribe, fuertemente golpeada por el Covid-19, aseguró el Banco Mundial en su último informe semestral regional, presentando en noviembre pasado. Este organismo internacional asegura que los países latinoamericanos y caribeños, a los que la pandemia sumó otra década perdida en términos de expansión económica, están en la necesidad imperante de alimentar un futuro energético sostenible, y hacerla su prioridad para recobrar el crecimiento. 

Ante este panorama, Janina Franco, especialista senior en energía del Banco Mundial, indica que este combustible limpio es excelente vía para la recuperación económica de latinoamérica, de una forma inclusiva, resiliente y verde ya que “los países de la región tienen un gran potencial de participar exitosamente en el mercado global del hidrógeno verde debido a su dotación de recursos naturales para producir energía renovable. Este potencial puede abrir una gran oportunidad al continente de convertirse en región líder de producción de hidrógeno verde, lo cual le permitiría no sólo profundizar su propia transición energética, sino también abastecer el mercado de hidrógeno verde en Europa o Asia”, aseguró la experta.

Pero mirando un poco más allá de lo evidente en temas medioambientales, otra importante conclusión que presentó el Banco Mundial, está enfocada en otro atributo del hidrógeno verde y sus derivados, ya que pueden representar una fuente de ingresos por exportaciones al reforzar el acceso de la región a los mercados desarrollados dispuestos a pagar una prima que garantice las cadenas de valor verdes. ¿Qué significa esto? Sencillo, la respuesta es que al desarrollar dichas cadenas de valor de energía verde, les permitan ser competitivos mundialmente en la producción de acero, cobre, amoníaco o fertilizantes. Y por otra parte, la industria del hidrógeno verde tiene otra ventaja: crear empleos “verdes, locales y resilientes”, tanto directos e indirectos, en particular en las áreas de producción, transporte y distribución,

Pero la transición hacia el hidrógeno verde no está exenta de desafíos, incluyendo la producción a costos competitivos, el desarrollo de infraestructura adecuada, y la disponibilidad de profesionales con conocimiento para operar la nueva tecnología. “El mayor reto que tienen los países en la región y en el mundo es conseguir competitividad en los costos de producción y alcanzar precios que permitan desplazar el uso de hidrocarburos por hidrógeno verde”, indicó Franco, al ser cuestionada sobre el escenario real de los países del continente.

¿Qué pasa en República Dominicana?

Según la H2LAC, plataforma para el desarrollo del hidrógeno verde en Latinoamérica y el Caribe, históricamente la matriz energética de la República Dominicana ha estado compuesta por plantas de generación térmica e hidroeléctricas. La primera instalación a gran escala de una central renovable no convencional fue el Parque Eólico Quilvio Cabrera de 8MW inaugurado en el 2011. Desde la fecha las energías renovables no convencionales han presentado un crecimiento exponencial hasta llegar a 372.25 MW de energía eólica, 162.9 MW de energía solar y 34.70 MW de biomasa. Adicionalmente, mediante el programa de medición neta se cuenta con más de 160 MW de generación solar distribuida.

El 75.99% de la capacidad instalada en el sistema corresponde a centrales térmicas convencionales, con una capacidad de 3739.53 MW. La generación hidroeléctrica representa el 12.67% de la capacidad instalada y las renovables no convencionales un 11.34%.

En el año 2007 se decreta en la República Dominicana la Ley 57-07 sobre el Incentivo al Desarrollo de Fuentes Renovables de Energía y sus Regímenes Especiales, donde se hace una exención al importe de maquinarias y accesorios para la producción de energía de fuentes renovables.

En su actualización del 2020 de la NDC, entre las medidas de mitigación del sector energético dominicano define para el año 2030 la instalación de 479 MWp solar, 477 MW eólicos y 93 MWp de generación de energía a pequeña escala de biomasa y residuos.

En el 2012 se crean el Reglamento Interconexión Generación Distribuida y el Reglamento Medición neta, con los que se establecen los requisitos para sistemas de generación interconectados a las redes de distribución y para acceder al programa de medición neta respectivamente.

Sin embargo, a la fecha el país no tiene establecida una hoja de ruta para el desarrollo del hidrógeno verde y es una de las materias pendientes del gobierno actual y los venideros, teniendo en cuenta los compromisos asumidos por RD de cara a los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030, en los que se establece trabajar en la reducción de los niveles de dióxido de carbono. 

MOVILIDAD ELÉCTRICA

La transición energética en la República Dominicana es una realidad que debe ser promovida no solo a través de incentivos económicos sino como parte de estrategia nacional de desarrollo.

Los compromisos internacionales del país de reducir el 25% de las emisiones de gases de efecto invernadero, 2030, motivaron la aprobación de la ley 103-2013 de incentivo a la importación de los vehículos de propulsión eléctrica, que contó con la cooperación de Agencia Francesa del Desarrollo, y del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

La ley 103-13 de incentivos, artículo 3 desmonta 50% derechos e impuestos a medios de transporte movilidad eléctrica, subpartida arancelaria 8703.80.19, resaltando que si son originarios de los EEUU, o de países de la Unión Europea, Acuerdos DR CAFTA, y Asociación Económica (AAE), mejor conocido Economic Partnership Agreement (EPA), preferencias del arancel de aduanas, ley 146-2000 desmonta de 20% a cero, y 50% del ITBIS, del 18% un 9 %; y 50% de la 1ra. placa.

JANINA FRANCO, ESPECIALISTA DEL BM

Janina Franco es Especialista Senior en Energía del Banco Mundial que ha trabajado en la Región de América Latina y el Caribe y la Región de Europa y Asia Central. Actualmente lidera la preparación e implementación de varios proyectos de préstamos y asistencia técnica, incluyendo reforma regulatoria, tecnología disruptiva para descarbonización de la economía, eficiencia ener gética y temas de calefacción, y electrificación rural en Bolivia, Chile, Ecuador y Perú.

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