El Volvo EX30, uno de los vehículos eléctricos más exitosos en Europa, está viviendo una historia muy diferente al otro lado del Atlántico. Mientras se posiciona como uno de los 15 eléctricos más vendidos en Europa, en Estados Unidos su llegada ha sido entorpecida —y hasta cuestionada— debido a un factor clave: su fabricación en China.
Un éxito rotundo en Europa
Desde su lanzamiento, el EX30 ha sido un fenómeno en el viejo continente. Su propuesta de un SUV premium, totalmente eléctrico, de dimensiones compactas y un precio competitivo —partiendo alrededor de los €36,000 en Europa— le permitió capturar un segmento creciente de compradores que buscan movilidad sostenible sin sacrificar diseño, calidad ni tecnología.
Basado en la plataforma SEA (Sustainable Experience Architecture) del grupo Geely, el Volvo EX30 ofrece configuraciones de tracción trasera o integral, hasta 422 km de autonomía (según ciclo WLTP) y aceleraciones que rivalizan con modelos deportivos, como su variante Twin Motor Performance que alcanza 0-100 km/h en 3.6 segundos.
El diseño interior también ha sido un gran atractivo: minimalista, sustentable, empleando materiales reciclados como denim, lino y lana, y un sistema de infoentretenimiento basado en Google Automotive.
El problema con EE.UU.: tarifas y origen chino
Pero la historia en Estados Unidos ha sido diferente. Hasta este mes, toda la producción del EX30 provenía exclusivamente de la planta de Zhangjiakou, China. Esto lo puso en la mira directa de las nuevas políticas arancelarias estadounidenses contra productos de origen chino, lo que:
- Retrasó su llegada a concesionarios.
- Incrementó costos, afectando su competitividad de precio.
- Redujo márgenes de ganancia para Volvo y sus distribuidores.
En un mercado donde los incentivos fiscales federales dependen, en parte, del origen de fabricación, el EX30 quedó inicialmente excluido de importantes subsidios que otros modelos sí pudieron aprovechar.
Solución en marcha: producción en Bélgica
Para contrarrestar esta situación, Volvo ha comenzado en abril de 2025 la producción del EX30 en su planta de Gante, Bélgica. Esta estrategia busca no solo evitar los aranceles estadounidenses, sino también calificar al EX30 para ciertos beneficios fiscales locales y mejorar la percepción de los consumidores que prefieren productos no fabricados en China.
Los modelos fabricados en Bélgica estarán destinados principalmente a los mercados de EE.UU. y Canadá, aunque parte de la producción también servirá para aliviar la alta demanda en Europa.
El futuro del EX30
A pesar del arranque difícil, los analistas prevén que el EX30 podría convertirse en uno de los modelos más vendidos de Volvo en Norteamérica hacia finales de 2025, especialmente si la versión belga logra mantener su competitivo precio base estimado en alrededor de USD$35,000 .
La marca también planea expandir la oferta de versiones del EX30, incluyendo una variante Cross Country ligeramente elevada y de apariencia más robusta para los amantes de la aventura urbana.
Conclusión
El Volvo EX30 simboliza tanto las oportunidades como los desafíos de la electrificación global: es un éxito incuestionable en Europa, pero su entrada a EE.UU. pone en evidencia factores como la geopolítica, la producción local y los incentivos fiscales pueden definir el éxito o fracaso de un modelo en mercados clave.
Ahora, con la producción europea en marcha, Volvo apuesta fuerte a que su SUV eléctrico más pequeño también conquiste el mercado estadounidense y ayude a consolidar su transición hacia un futuro 100% eléctrico.
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