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jueves 19, septiembre 2024

¿Engañando al presidente?

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En días pasados, un economista dominicano subió un tuit en el que alertaba al presidente Luis Abinader de no dejarse engañar por quienes hemos estado recomendando, desde hace años, el traspaso al Ministerio de Hacienda (MH) de la deuda del Banco Central (BCRD) provocada por la crisis bancaria de 2003. Según el economista, los que proponemos el traspaso estamos tratando de que el presidente Abinader caiga en un gancho. Indica que el BCRD “siempre puede honrar su deuda con emisión de pesos”, refiriéndose tanto al pago de los intereses como de las amortizaciones.

Luego de indicar que los bancos centrales no quiebran, el economista advierte que, si el Gobierno asume la deuda, tendría que financiarla con impuestos o endeudamiento. Afirma que “los gobiernos si pueden caer en cesación de pagos y arrastrar al país a una crisis de deuda soberana”. Señala que el BCRD “viene financiando parte de su deuda con cuentas por cobrar al Gobierno (Cuenta por recibir del Gobierno dominicano) y viene haciéndolo desde hace 20 años. Si la asume formalmente como se propone, le está poniendo una espada de Damocles sobre el cuello de su gobierno y futuros gobiernos”.

No entendemos el porqué el economista afirma que quienes proponemos el traspaso de la deuda del BCRD al MH queremos “engañar” al presidente y hacerlo caer en un “gancho”. Lo que estamos proponiendo es lo mismo que propusimos a la administración del presidente Medina hace casi 10 años cuando el 9 de mayo de 2015 publicamos en El Caribe el artículo “El Estado dominicano, sin tener, paga de más”. De nuevo lo propusimos el 30 de octubre de 2017 en el artículo “Todos los caminos llevan a Hacienda” publicado en este diario. ¿También quisimos engañar a Medina y hacerlo caer en un gancho? Ese nunca ha sido nuestro objetivo. Hace 7 años, preocupados por la tendencia creciente de la deuda interna del BCRD, la cual había pasado de 9.6% del PIB (RD$60,605 millones) en 2003 a 14.9% (RD$531,301 millones) a mediados de octubre de 2017, lo que reflejaba que el BCRD no había logrado reducirla, volvimos a proponer su traslado al MH, pues con ello además de permitir al MH operar como único emisor de deuda soberana y obtener mejores condiciones de colocación, eliminaría el contagio que la presencia de esa deuda genera en la política monetaria cuando es manejada por el BCRD.

Todo el que haya tomado un buen curso de microeconomía comprendería el porqué la OECD, en su estudio de 2012, “Capital Markets in the Dominican Republic”, solicitado por el Gobierno dominicano, afirmó que la existencia de dos emisores de deuda pública con incentivos asimétricos (incentivos no alineados) motivada por la diferenciación de los objetivos perseguidos (MH emite deuda para financiar el déficit fiscal y BCRD para estabilizar los agregados monetarios y controlar la tasa de cambio), mientras estimulaba al MH a colocar deuda pública a la menor tasa de interés posible, no lo hacía en el caso del BCRD pues, a final de cuenta, el sobrepago de intereses en los títulos del BCRD corría por cuenta del MH, asentado en la “Cuenta por recibir del Gobierno dominicano” que el BCRD mantiene dentro de la partida de Activos de su Estado de Situación. Esta cuenta mostraba en 2023 un saldo por recibir del Gobierno de RD$687,424 millones excluyendo RD$132,362 millones en bonos de recapitalización que el Gobierno ya había entregado al BCRD y RD$316,007 millones que había pagado de intereses sobre los bonos de recapitalización y aportes para la recapitalización del BCRD en 2007-2023. Para entender eso, sin embargo, es necesario haber asimilado las lecciones de microeconomía o por lo menos, haber entendido el trabajo “Multi-Task Principal Agent Analysis” de los premios Nobel Bengt Holmström (2016) y Paul Milgrom (2020), publicado en el Journal of Law, Economics and Organization en 1991.

En nuestro artículo del 7 de octubre de 2017 mencionamos que mientras la deuda interna del BCRD originada por la crisis bancaria dominicana de 2003 había exhibido una tendencia creciente, la deuda interna originada por la crisis bancaria mexicana de 1995, manejada por el Instituto para la Protección del Ahorro Bancario (IPAB) adscrito a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público de México, se redujo de 11.6% del PIB en 1999 a 4.16% en 2016, a pesar de que los apoyos financieros anuales del Gobierno Federal al IPAB durante el período 1999-2016, promediaron anualmente 0.22% del PIB, muy por debajo del promedio de 0.56% del PIB que ha tenido que ofrecer el Gobierno dominicano al BCRD durante el período 2007-2023 para pago de intereses y recapitalización. ¿A qué se debe esto? A que el “rollover” de la deuda que hace continuamente el IPAB en México no está afectado por las elevadas tasas de interés reales que genera la política monetaria del BCRD, la cual, al perseguir múltiples objetivos lo han llevado, en ocasiones, a emitir títulos de deuda con tasas interés reales cercanas al 10%. Esto último alarmó a los expertos de la OECD que hace 12 años analizaron la distorsión que producía en nuestro mercado de capitales la presencia de dos emisores de deuda soberana. Como podrá observar el economista del tuit, lo que perseguimos no es engañar a Medina cuando era presidente en el 2017 ni a Abinader ahora. Lo que perseguimos es que la deuda que se originó en la crisis bancaria de 2003 comience a reducirse. Si me preocupaba que a mediados de octubre de 2017 esa deuda estuviese en RD$531,301 millones, cerca de 10 veces el agujero de Baninter, me preocupa más que en marzo de este año haya alcanzado RD$1,054,937 millones, casi 20 veces el hoyo financiero que se estimó en Baninter en abril de 2003. El economista asegura en su tuit que el BCRD dispone de instrumentos para reducir gradualmente esa deuda. Han pasado más de 20 años y la reducción no se ha producido.

Cualquier economista sabe que un banco central, en cualquier país del planeta, es una entidad del Estado. En consecuencia, el traspaso de una deuda interna denominada en pesos dominicanos desde el BCRD al MH, no genera ningún riesgo de incumplimiento, a no ser que el equipo económico del Gobierno esté conformado por kamikazes o ignorantes. Solo un imbécil dejaría de honrar esa deuda interna en moneda local. Creo que el economista del tuit sabe que, si los gobiernos en los países desarrollados y en desarrollo tienen necesidad de recursos adicionales para completar el pago de los intereses y hacer el “rollover” de las amortizaciones, lo pueden conseguir emitiendo nuevos títulos de deuda del Tesoro, con la ventaja de que este, al ser el único emisor de deuda soberana, puede colocarlos a tasas de interés más bajas.

También debe saber que, en caso de que no exista suficiente demanda por esos títulos, el Tesoro o Hacienda puede vender los títulos al BCRD, con lo cual el MH dispondría de liquidez para servir la deuda que asumió del primero. Eso se enseña el segundo día de clases en el primer curso de finanzas públicas de la licenciatura de economía.

Solo a un organismo unicelular se le podría ocurrir el absurdo de que un Gobierno va a incurrir en el incumplimiento de su deuda interna denominada en pesos, más aún si está consciente que los tenedores (“dueños”) de esa deuda son las administradoras de fondos de pensiones de los trabajadores y las entidades financieras públicas y privadas establecidas en el país. ¿Tendría interés algún gobierno de incumplir con millones de trabajadores que cotizan al sistema de pensiones o quebrar al sistema bancario doméstico haciendo un default en su deuda doméstica denominada en pesos? Plantear esa posibilidad revela un total desconocimiento del funcionamiento de los mercados domésticos de deuda soberana denominada en moneda local. Solo un egresado de la Trucutú School of Economics plantearía semejante disparate. Para quienes lo desconozcan, los incumplimientos o default en el servicio de la deuda pública se han dirigido fundamentalmente a la deuda soberana en moneda extranjera, la cual está mayoritariamente en poder de extranjeros.

Si los gobiernos de Leonel Fernández y Danilo Medina no optaron por el traspaso de la deuda del BCRD al MH se debió en parte a que las autoridades del primero, durante muchos años, han recomendado a las del Poder Ejecutivo no preocuparse por el aumento de la deuda interna del BCRD pues “nosotros manejamos eso”. A lo anterior debe añadirse que esos gobiernos no contaron con ministros de Hacienda de la categoría y reputación que tenía, por ejemplo, el exsecretario de Hacienda y Crédito Público de México, Agustín Carstens, un economista con un Ph.D de la Universidad de Chicago, a quien ninguno de los presidentes del Banco de México podía salirle con payasadas ni lanzarle patadas voladoras. Lamentablemente, ese no ha sido el caso dominicano. Carstens, precisamente, como secretario de Hacienda y Crédito Público, era quien dirigía el IPAB y el proceso de “rollover” de la deuda traspasada desde el fideicomiso Fondo Bancario de Protección al Ahorro (Fobaproa) que administraba el Banco de México al IPAB de Hacienda. Al final de 2023, la deuda traspasada había caído a 2.99% del PIB, un remanente insignificante de la deuda consolidada del sector público mexicano ascendente a 53% del PIB.

El IPAB en México lo logró a pesar de que en el período 2007-2023 apenas recibió un aporte anual promedio del Gobierno ascendente a 0.11% del PIB, cinco veces más bajo que el promedio anual recibido del Gobierno dominicano por el BCRD durante el mismo período. ¿Engañó Carstens al presidente Zedillo cuando lo convenció de traspasar en diciembre de 1998 la deuda del Fobaproa que manejaba el Banco de México al IPAB manejado por Hacienda?

El Gobierno, con los recursos que actualmente envía al BCRD para el pago de intereses sobre los bonos de recapitalización, los aportes para la recapitalización, los ingresos de señoreaje, los ahorros en pago de intereses que obtendría al ser el único emisor soberano, los recursos que liberaría una reingeniería sensata del gasto público y un monto insignificante adicional que proveería la reforma fiscal, podría honrar sin problemas el servicio de la deuda interna del BCRD si tomase la decisión de realizar el traspaso. Si le faltasen unos pesos, emitiría nuevos títulos de deuda a un ritmo mucho menos acelerado que el exhibido por el BCRD durante los 20 años que este último ha manejado esa deuda.
Este año Argentina tomó la decisión de traspasar toda la deuda interna del Banco Central al Tesoro (Ministerio de Economía). El traspaso se completó el 23 de julio de este año. ¿Quién engañó a Milei? ¿Quién lo hizo caer en ese gancho? Nadie. El presidente Milei es economista y domina mejor la teoría y política monetaria que todos los presidentes que han tenido los países de la América Latina y el Caribe en toda su historia. ¿Por qué razón Milei traspasó la deuda del Banco Central de Argentina al Tesoro si, según el economista del tuit, el Banco Central “siempre puede honrar su deuda con emisión de pesos”? Porque Milei sí entiende la diferencia entre un Banco Central que emite una moneda de reserva y otro que emite otra moneda que no lo es. Milei sabe perfectamente que los esquemas Ponzi de los bancos centrales que emiten pesos para pagar intereses, gradualmente llevarán esos países a un proceso inflacionario galopante y posiblemente los acerque a la hiperinflación. Argentina aceleró el paso hacia ese escenario y Milei decidió cortarlo de raíz. Los que no compartimos el credo de que “la inflación es justa y necesaria” o que la misma es saludable para “licuar la deuda pública en moneda local”, favorecemos cancelar el contrato de administración de deuda pública que tienen los bancos centrales y traspasar su manejo a su único dueño, el MH.

No tengo registros de engaños y ganchos de economistas dirigidos a presidentes o miembros de equipos económicos de gobiernos en el país. De lo que sí hay registros es de informaciones suministradas por economistas dominicanos a autoridades monetarias que luego no fueron validadas por los supuestos emisores de la misma. Recuerdo, por ejemplo, un mail enviado por un Asesor Económico de la Gobernación del BCRD, a principios de junio de 2003, en el cual se afirmaba, para sorpresa de todos los que tuvimos la oportunidad de leerlo, que al FMI no le preocupaba en lo absoluto que el BCRD tuviese reservas internacionales netas negativas mientras se llevaba a cabo un rescate masivo de depositantes de bancos colapsados con pagos en efectivo, en lugar de hacerlo, como recomendaron los asesores externos del BCRD, con certificados financieros a mediano y largo plazo del BCRD.

Los asesores externos querían evitar un aumento de la liquidez y, por tanto, el surgimiento de un fuerte proceso inflacionario y devaluatorio. El Asesor Económico de la Gobernación, sin embargo, favoreció el rescate con efectivo, el cual terminó duplicando la oferta monetaria pues, según él, la banca necesitaba liquidez. Contrario a lo pronosticado por los asesores externos, el Asesor Económico de la Gobernación aseguró que la devaluación no se produciría dado el choque de credibilidad (“credibility shock”) que produciría el acuerdo con el FMI. Aquello no fue un engaño ni un gancho, sino un disparate que terminó convirtiéndose en la decisión de política económica más lamentable de los últimos 60 años de nuestra historia. La recomendación del rescate en efectivo, con un Banco Central con reservas netas negativas, generó una devaluación que cerró las posibilidades de un nuevo período a uno de los presidentes más reformadores que ha tenido la nación: Hipólito Mejía.

Alguien podría insinuar que el famoso mail fue un regalo similar al que los griegos le hicieron a los troyanos, un Caballo de Troya que, en nuestro caso, destruyó la economía dominicana y se llevó a Hipólito entre las patas. “Beware of Greeks Bearing Gifts”, como diría el economista del tuit. No pienso que esa fuera la razón del absurdo mail. Aquello fue simplemente un error garrafal de un economista que nunca ha entendido la diferencia abismal que existe entre hacer política monetaria cuando usted maneja un Banco Central que emite una moneda de reserva como el dólar y otro que emite una moneda que, como el peso dominicano, nadie en el mundo utiliza como reserva, exceptuando a los dominicanos que no tienen otra opción.

Por eso afirma que un Banco Central “siempre puede honrar su deuda con emisión de pesos”, sin detenerse un momento a analizar la demanda de pesos tanto en el país como en el resto del mundo. ¿Por qué Milei no continuó haciéndolo en Argentina? Porque la inflación anualizada había pasado de 109% en abril de 2023 a 289% en abril de 2024. Los que tuvimos la dicha de estudiar teoría y política monetaria con Philip Cagan en Columbia, quien para muchos debió recibir el premio Nobel por sus análisis sobre la hiperinflación y su famosa “demanda de dinero de Cagan”, nunca abrazaríamos medias verdades. Claro que un Banco Central puede honrar su deuda con emisión de pesos, pero el almuerzo no es gratis: o te mantienes emitiendo deuda como loco pagando altas tasas de interés reales para sostener el esquema Ponzi o abres de par en par las puertas al impuesto de la inflación.

Tildar de “enemigo” de un presidente o gobierno, sinónimo de griego en el tuit del economista, a alguien por el simple hecho de haber ofrecido opiniones o servicios de asesoría económica a gobiernos de otros partidos políticos, es realmente una aberración. No tengo la culpa de haber tenido la oportunidad de que los presidentes Salvador Jorge Blanco, Joaquín Balaguer, Leonel Fernández, Hipólito Mejía y Danilo Medina, en algún momento, me hayan pedido una opinión o solicitado la prestación de un servicio de asesoría o consultoría económica externa. Cuando me la han solicitado, he realizado mi trabajo partiendo de los conocimientos que he podido acumular a través del estudio intenso y del acervo de las informaciones disponibles. Sé que a algunos colegas esto les molesta. Incluso, algunos me han tildado de camaleón, insinuando que cambio mis posiciones cuando lo hace el color del partido político que pasa a controlar el Poder Ejecutivo. Por alguna razón no han advertido que nuestras ideas y planteamientos siguen siendo fundamentalmente los mismos; quienes cambian son los que llegan al poder y al poco tiempo descubren que deben engavetar el populismo de campaña para dar paso a la racionalidad y el sentido común.

El economista del tuit, si lo desea, puede seguir entretenido con sus frases derivadas de la mitología griega que conocía a la perfección Constantino Vaitsos, el economista griego que sirvió como asesor principal de la reforma arancelaria ejecutada por decreto por el presidente Balaguer y que los economistas de la Fundación Economía y Desarrollo apoyamos y defendimos a pesar de las represalias de los beneficiarios del proteccionismo. Aquellos fueron tiempos de indelicadezas y deslealtades. El hombre del tuit, sin embargo, puede dormir tranquilo. El traspaso de la deuda del BCRD al MH no forma parte de la agenda actual del Gobierno. El BCRD continuará manejándola unos años más hasta que aparezca alguien en el Poder Ejecutivo con la voluntad política necesaria para ponerle el cascabel al gato.

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