CIUDAD DE MÉXICO. El candidato Republicano a la Presidencia de Estados Unidos, Donald Trump, ha manifestado de manera reiterada su desdén contra la política de vehículos eléctricos de Joe Biden y de llegar a la presidencia buscará revertirla.
De acuerdo con diversos informes de prensa, el 13 de junio pasado durante una reunión con políticos Republicanos, el empresario neoyorquino indicó que “todo el mandato hacia las baterías y lo eléctrico es una locura”.
Además señaló que la política se revertiría por completo y dejó muy clara su oposición las políticas actuales.
Los comentarios de Trump se produjeron incluso cuando una de las políticas clave de Biden en materia de vehículos eléctricos fue impugnada en los tribunales.
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Grupos de la industria del petróleo y el etanol han demandado el bloqueo de los nuevos límites de contaminación atmosférica emitidos por la Agencia de Protección Ambiental en marzo que, según ellos, obligarían ilegalmente a los fabricantes de automóviles a vender vehículos eléctricos.
Biden ha hecho del cambio a los automóviles impulsados por baterías una de sus principales políticas industriales y climáticas y ha establecido el objetivo de que el 50% de todas las ventas de vehículos nuevos sean eléctricos para 2030, ofreciendo a los consumidores hasta 7 mil 500 dólares en créditos fiscales para comprarlos.
Trump, por el contrario, no ha ocultado su desprecio por los vehículos eléctricos, afirmando que no funcionan y que beneficiarán a China y México, mientras perjudican a los trabajadores automotrices estadounidenses.
Además se ha quejado de que Biden estaba obligando a la gente a comprar vehículos eléctricos, según señaló el representante Morgan Griffith, Republicano de Virginia.
La guerra contra los eléctricos es mas bien comercial
La oficina de la Representante Comercial de Estados Unidos (USTR, por su sigla en inglés) publicó un informe sobre los impactos que recibe industria automotriz norteamericana. Entre los señalamientos, se recalcó uno para los autos eléctricos y sus precursores.
El documento de 42 cuartillas concluye que las reglas de origen actuales –traducidas como barreras de importación– han sido rebasadas por la industria de los autos eléctricos.
Hace unos meses, impusieron un arancel de 100% para vehículos eléctricos de origen chino como una medida para proteger a la industria local.
Aunque eso no parece ser suficiente, pues el USTR persigue lineamientos más específicos para que el mercado de autos chinos no despegue dentro del país: con o sin “máscaras”.
Uno de los exponentes más criticados por Estados Unidos es BYD. La compañía de origen chino le “pisa los talones” a Tesla para convertirse en el mayor fabricante de autos eléctricos a nivel global.
La empresa con sede en Shenzhen es que es pública y cotiza en la bolsa de Hong Kong, pero se sabe que entre los accionistas, sorprende que los cinco primeros sean gestores de inversión 100% de Estados Unidos.
BlackRock, Berkshire, Citigroup, Himalaya Capital y Vanguard mantienen más de una cuarta parte del capital de la compañía china.
Con información de agencias.
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