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miércoles 18, septiembre 2024

El fracking, una técnica controversial que divide opiniones

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El fracking ha sido uno de los temas más controvertidos en el debate sobre energía a nivel global. Esta técnica de extracción de gas natural, que ha transformado la industria energética de los Estados Unidos, genera divisiones entre quienes la ven como una solución para mantener la independencia energética y aquellos que la critican por sus efectos ambientales.

Un ejemplo reciente de este cambio de postura es la vicepresidenta Kamala Harris, quien en 2019 prometió prohibir el fracking, pero ha adoptado una posición más flexible en su discurso como candidata presidencial.

Durante el reciente debate presidencial, Harris afirmó: «Mi posición es que debemos invertir en fuentes de energía diversas para reducir nuestra dependencia del petróleo extranjero».

Si bien en el 2020 ya había suavizado su postura como compañera de fórmula de Joe Biden, Harris ha dejado claro que su enfoque actual es mantener la producción nacional de energía mientras impulsa la transición hacia fuentes renovables.

El auge del fracking en países desarrollados y emergentes

Desde 1947, la fractura hidráulica, más conocida como fracking, ha sido una técnica utilizada por los Estados Unidos y otros países como Canadá, China y Argentina para la extracción de hidrocarburos. Esta técnica, que consiste en inyectar grandes cantidades de agua y productos químicos a alta presión en formaciones rocosas, ha impulsado la producción de shale gas y shale oil en estos países, mejorando significativamente sus niveles de producción y comercialización de hidrocarburos.

Oil pumps work rhythmically against the backdrop of dusky sky.

Sin embargo, a pesar de su éxito económico, el fracking ha generado controversia por sus posibles efectos adversos en el medio ambiente. Según el Center for Biological Diversity, este proceso utiliza más de 19 millones de litros de agua (cinco millones de galones), lo que puede afectar las reservas subterráneas y su calidad en las zonas donde se practica.

Además, la liberación de gas metano durante la extracción ha sido señalada como un factor que contribuye al empeoramiento del cambio climático, atrapando gases de efecto invernadero en la atmósfera.

El impacto ambiental del fracking: entre denuncias y estudios científicos

Grupos ambientalistas han denunciado que el fracking puede tener graves consecuencias sobre el medioambiente. Entre los riesgos más señalados se encuentra la contaminación de las aguas subterráneas debido a los productos químicos utilizados en el proceso, así como la emisión de metano, un potente gas de efecto invernadero que contribuye al calentamiento global.

En algunos casos, se ha relacionado el fracking con la actividad sísmica. En el 2020, un hombre en Puerto Rico reportó en redes sociales la supuesta realización de fracking en una zona afectada por un enjambre de sismos en el sur de la isla.

No obstante, estudios del Servicio Geológico de los Estados Unidos (USGS) descartaron la realización de dicha técnica en la isla. Sin embargo, en 2013, el USGS identificó potenciales áreas de excavación en Puerto Rico y las Islas Vírgenes estadounidenses, donde se estimó la existencia de 19 millones de barriles de petróleo y 244,000 millones de pies cúbicos de hidrocarburos recuperables.

Offshore oil drilling scene illustration

Países en contra del fracking: preocupaciones ambientales y regulaciones

A pesar del avance en la producción de shale gas y shale oil en países como los Estados Unidos y China, muchos países han optado por prohibir o limitar el uso de esta técnica debido a sus impactos negativos en el medioambiente.

Entre los principales daños señalados por los detractores del fracking se encuentran la contaminación de acuíferos, el daño a las capas terrestres externas y la emisión de gases contaminantes a la atmósfera. Además, se critica el alto consumo de agua que requiere este proceso, lo que podría afectar la disponibilidad del recurso en áreas sensibles.

Según la US Energy Information Administration, solo cuatro países en el mundo producen shale gas o shale oil de manera comercial: Estados Unidos, Canadá, China y Argentina. Estos países han logrado extraer volúmenes suficientes para su comercialización, siendo los Estados Unidos el líder en la producción de shale oil a través de una combinación de perforación profunda y fracturación hidráulica. Aunque existen 45 países con reservas probadas o probables de esquistos, no todos son explotables por razones técnicas o por la baja calidad de los hidrocarburos.

Colombia y México en proceso de adopción, mientras otros países rechazan la técnica

Entre los países que están considerando implementar el fracking se encuentran Colombia y México, mientras que Rusia y Argelia están evaluando la posibilidad de utilizarla en el futuro. Sin embargo, en otros lugares, las restricciones y prohibiciones se han endurecido debido a la fuerte oposición de grupos ambientalistas y a la preocupación por los efectos del fracking en las comunidades locales.

Por ejemplo, en Australia, la moratoria sobre el fracking en el Territorio del Norte fue levantada recientemente, aunque bajo nuevas leyes estrictas para regular la exploración y producción, según un anuncio del primer ministro Michael Gunner. Este cambio generó optimismo en la industria, aunque la controversia persiste entre el gobierno nacional, que busca reducir los costos del gas, y los opositores ambientales que temen los efectos negativos del fracking en el territorio.

En el Reino Unido, el gobierno de Londres ha diseñado un plan de «vía rápida» para acelerar los desarrollos de fracking, permitiendo a las empresas privadas operar sin necesidad de una evaluación de impacto ambiental o aprobación local. Este plan busca reducir la dependencia del Reino Unido de las importaciones de gas, pero ha generado críticas por la falta de transparencia en los procedimientos y los posibles riesgos ambientales.

El caso de Sudáfrica: fracking y crisis de agua

Otro caso emblemático es el de Sudáfrica, donde el gobierno autorizó el uso del fracking en el desierto del Karoo, un área de 400,000 km² rica en gas de esquisto. No obstante, la implementación de esta técnica ha generado controversia, especialmente tras la crisis de agua que afectó a Ciudad del Cabo en el 2018, cuando estuvo cerca de quedarse sin agua potable debido a una severa sequía. El uso intensivo de agua que requiere el fracking, sumado a las recurrentes sequías en el país, hace que la viabilidad de este proyecto esté bajo constante escrutinio.

El fracking y su impacto en el cambio climático: una contradicción con el Acuerdo de París

El fracking, aunque permite la extracción de importantes recursos minerales, también está en contradicción con los objetivos del Acuerdo de París, que busca reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y promover el uso de energías limpias. La extracción de hidrocarburos a través de esta técnica aumenta significativamente las emisiones de gases de efecto invernadero, agravando el cambio climático y generando más calor en el planeta.

Los países que aún apoyan el fracking lo ven como una solución para lograr la independencia energética y reducir la dependencia de las importaciones de combustibles. No obstante, a medida que aumenta la presión para adoptar energías renovables, la viabilidad a largo plazo de esta técnica sigue siendo incierta.

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