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viernes 31, octubre 2025

ENERGYE 2025: Guayaquil, epicentro del debate minero-energético latinoamericano

Con un fuerte llamado a descentralizar la discusión energética y minera, se inauguró en Guayaquil la cuarta edición del congreso ENERGYE “Guayaquil, Ciudad de la Energía”. El evento reunió este 24 de octubre a líderes del sector, analistas y autoridades de toda América Latina para debatir sobre la seguridad energética, el financiamiento, la minería responsable y el desarrollo sostenible.

“El debate energético no puede estar concentrado solo en Quito”, afirmó Stevie Gamboa Valladares, director académico del evento, destacando el rol de Guayaquil como motor económico nacional. La cita fue respaldada por universidades como ESPOL, UTE, UTEG y la Universidad Católica de Guayaquil, así como por actores clave como Lundin Gold, Hanrine y GRUPO FARLETZA.

Transición energética: ¿evolución o transformación estructural?

Fitzgerald Cantero Piali (OLADE) explicó que aunque América Latina cerrará 2025 con 70% de generación renovable, el gran desafío es garantizar el suministro:

“Se necesita una matriz diversificada, interconectada y con almacenamiento” (Cantero, 2025).

Uno de los paneles centrales, “Energía renovable en Ecuador: Transición o transformación estructural”, abordó la crisis actual, donde el país enfrenta un déficit de 1,000 MW y depende en un 92% de la energía hidroeléctrica.

Expertos como Andrés David Ospina, William Villalobos y Juan Felipe Neira coincidieron: no hay soluciones universales. Ospina enfatizó que “Ecuador debe identificar sus fortalezas energéticas propias”. Villalobos advirtió sobre la inseguridad jurídica y procesos de consulta como freno a la inversión:“Sin seguridad jurídica no hay inversión, y sin inversión no va a haber ni distribución, ni generación, ni transición energética” (Villalobos, 2025).

Neira añad ió que la regulación debe ser simple, pero eficaz: “Pocas reglas, pero bien hechas”.

Minería en Ecuador: impacto, desafíos y visión al 2035

En el bloque minero, Johanna Concha (Lundin Gold) presentó el impacto de Fruta del Norte, la primera mina subterránea de oro a gran escala del país: $4.000 millones en exportaciones, más de $500 millones en impuestos y 3.600 empleos directos e indirectos.

María Amparo Albán (SolGold) destacó el potencial de Cascabel como una “mina multigeneracional”, subrayando que el contrato actual solo cubre el 18% del depósito. Afirmó que “el verdadero reto no es técnico, sino social: construir un círculo virtuoso entre Estado, empresa y comunidad”.

Óscar Loor (Cámara de Minería) y Freddy Salazar (Salazar Resources) alertaron sobre la creciente minería ilegal y la necesidad de reforzar la licencia social. “La narrativa debe cambiar: la minería responsable sí genera desarrollo”, sostuvo Salazar.

Combustibles, financiamiento y visión integral

Ramón Espinel (Transfuel Group) proyectó que los combustibles tradicionales seguirán siendo dominantes en el sector marítimo por falta de infraestructura para energías alternativas. Ecuador, siendo uno de los mayores productores de fuel oil de alto azufre en la región, tiene una ventaja estratégica en el corto plazo.

Santiago Caviedes (GBS Finance) explicó que, aunque el sistema financiero ecuatoriano muestra alta liquidez, los grandes proyectos aún no son bancables por trabas regulatorias. “Necesitamos Project Finance, pero adaptado a nuestra realidad”.

Silvana Pastor (Women in Energy) cerró con una reflexión crítica sobre el discurso ambiental: “Debemos ponerle traje al Emperador. Ecuador necesita producir todas sus energías, no solo soñarlas” (Pastor, 2025).

Recalcó la urgencia de integrar hidrocarburos, renovables y nuevas tecnologías bajo un modelo claro, coherente y con incentivos privados.

Guayaquil se consolidó como nuevo centro del debate energético y minero

El congreso cerró con un mensaje contundente: la transformación del sector energético y minero exige descentralización, reglas claras y participación regional. Guayaquil demostró capacidad para liderar este diálogo estratégico, más allá de su papel económico.

ENERGYE 2025 evidenció que la transición energética no es un cambio ideológico, sino una necesidad técnica que debe adaptarse al contexto nacional. Con aportes desde el sector privado, la academia y organismos regionales, la ciudad se proyectó como un eje clave en la construcción de políticas sostenibles y atracción de inversión.

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