La República Dominicana enfrenta una encrucijada decisiva si quiere consolidarse como una economía de altos ingresos en los próximos 12 años. Así lo afirmó el ministro de Energía y Minas, Joel Santos, durante su intervención en el panel “Desafíos y Oportunidades en la Transición Energética en América Latina y el Caribe”, celebrado en el III Congreso Latinoamericano de Banca Sostenible e Inclusiva.
Según Santos, el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) per cápita dominicano dependerá de forma directa de una condición clave: duplicar, o incluso más, la oferta energética nacional. “La oferta de energía es una condición sine qua non para que las economías crezcan con mayor valor agregado”, sostuvo el ministro.
El funcionario señaló que esa ampliación deberá hacerse diversificando la matriz energética y disminuyendo los riesgos asociados al suministro, especialmente ante fenómenos atmosféricos cada vez más intensos. En ese contexto, la interconexión energética regional, como con Puerto Rico, se presenta como una oportunidad estratégica: “La hora pico de Puerto Rico comienza 1 hora y media antes que la nuestra, por lo que su excedente puede ser aprovechado eficientemente por República Dominicana”, explicó Santos.
Inversión tecnológica exige infraestructura energética
El ministro fue enfático al afirmar que sectores intensivos en tecnología, como los data centers y la industria minera, exigen plantas energéticas dedicadas de 50 a 60 megavatios cada una. “Cuando una empresa quiere instalarse, la primera pregunta que hace es cuál es la situación de oferta energética del país”, apuntó, resaltando que la disponibilidad energética será un factor determinante en la atracción de inversión extranjera directa.
La banca también debe transformarse
Durante el panel, otros participantes abordaron la necesidad de fortalecer la banca local y regional para que pueda financiar con mayor capacidad proyectos de transición energética y tecnologías emergentes. Se subrayó que este fortalecimiento no solo debe abarcar las áreas comerciales de los bancos, sino también sus departamentos de riesgos y soporte.
“El destino del capital también depende de cómo mejoramos nuestras capacidades internas. Hay que acompañar a las empresas pequeñas que empiezan su camino hacia la descarbonización con asesoría especializada”, expresó Gonzalo Gil, CEO de Scotiabank para América Latina y el Caribe.
También se mencionó el caso del proyecto “Meta 2036”, que establece un horizonte claro con hitos intermedios hacia la neutralidad en emisiones netas, alineando así las inversiones financieras con objetivos sostenibles a largo plazo.
Capacidades, asesoría y ambición
Uno de los aportes más reiterados fue la urgencia de generar capacidades técnicas y financieras en la región. “Faltan talentos, pero también acompañamiento. No se trata solo de atraer capitales, sino de saber guiarlos”, afirmaron desde el sector bancario.
Finalmente, se reconoció que si bien el país ha comenzado a tomar un rol geopolítico más protagónico en sectores estratégicos, su posicionamiento dependerá de cuánto avance en la transformación energética con enfoque sostenible, resiliente y competitivo.