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viernes 26, abril 2024

Matriz energética: crisis de gas natural y la República Dominicana

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Transporte y comercio

Matriz energética: crisis de gas natural y la República Dominicana

Por Miguel René de la Cruz

La historia de la humanidad, tanto antigua como contemporánea, nos ha ido mostrando los aciertos, desaciertos, correcciones y cambios de rumbo que han tenido civilizaciones, países y regiones, a través de siglos, tanto de desarrollo propio e individual, como de desarrollo conjunto, intercambio y comercio.

Recordemos que la globalización, desde el punto de vista más simple, dejando a un lado consideraciones y criterios muy estrictos, comienza siglos atrás, con el Imperio romano, el comercio con la antigua China y la ruta de la seda, el intercambio de especias y fue, sin duda, el gran motivo por el cual Cristóbal Colón se «echó a la mar», lo mismo que los exploradores portugueses, holandeses, y muchos otros antes y después… la primera o las primeras «globalizaciones» vinieron de manos de estos aventureros y sus patrocinadores…

El concepto moderno, con las instituciones que lo promueven y que lo «norman», es más reciente. A partir o a consecuencia de la Segunda Guerra Mundial y los posteriores movimientos de liberación, los beneficios son numerosos e incuestionables, sobre todo uno: el comercio, con el consabido intercambio de tecnología, bienes, servicios y conocimientos entre los pueblos del mundo. Abundar se hace innecesario, sin embargo, esta interrelación ha provocado también que cualquier evento, visible o soslayado, directo o indirecto, tenga el potencial de afectar no solo la región geográfica inmediata, sino todo el mundo, de formas y a niveles insospechados, creando de por sí, amenazas como oportunidades.

Tomemos varios ejemplos: Pospandemia y la guerra Ucrania- Rusia. Estos afectaron los mercados de venta de derivados de petróleo y otros productos energéticos, elevando el precio de los mismos, perjudicando sobre todo a los países no productores en Europa, África, Asia y Latinoamérica, pero beneficiando a países productores como los miembros de OPEC + Rusia, con un barril de petróleo por encima del precio lógico del mercado (en la actualidad unos US$ 87) que había comenzado a disminuir, y que se refuerza con la decisión de este cartel de reducir en unos dos millones de barriles diarios su producción, a partir de los primeros días de noviembre.

Sobra decir que impacta, negativamente, de manera directa a todos los países consumidores de gas natural, tanto a los que suple Rusia de manera directa, como los demás que, debido a la interconexión de los mercados, se verán afectados por un precio más alto o incluso escasez; aunque Rusia no sea o haya sido su proveedor directo, el precio se incrementó de 3,5537 US& / MMBtu a inicio de enero 2022 a US$ 9,3532 / MMBtu a finales de agosto 2022. En consecuencia, precios más altos y los países más desarrollados más ricos.

Impedidos prácticamente de comprar a su principal suplidor por temas políticos, han provocado que productores de otras regiones redirijan su oferta hacia esos mercados, haciendo que otros países de similar o menor poder adquisitivo deban reconsiderar sus opciones, mientras el mercado energético y la alta política internacional logran estabilizar la oferta y demanda de energía y sus comodities.

¿Y Republica Dominicana? Nuestro país no escapa al efecto de esta crisis geopolítica, energética y económica del «primer mundo», el primer eslabón a destacar será la necesidad de recurrir de manera parcial o total a otros combustibles en las terminales de generación eléctrica que utilizaban gas natural como combustible habitual, con el consecuente impacto sobre la factura petrolera, el incremento de costos de generación, el del subsidio eléctrico, el aumento de costes indirectos para las empresas de generación que realicen el cambio de matriz, y sabiendo que se verán afectadas su competitividad en la lista de méritos de generación.

Esperamos que en el mediano plazo, el mundo, tanto a través de actores públicos como de actores privados, alcance «cierto» equilibrio, quizás temporal, para marzo o abril del 2023, pero aun con precios moderadamente altos, que no quisiera predecir, pero que entendería en unos US$ 5 o 6 MMBtu de LNG, y unos US$ 60 a 70 el barril de petróleo. A medida que pasa el invierno del norte, vemos que «el mundo no acaba», y otras fuentes de suministro «No» OPEC + Rusia, comienzan a inyectar más producto al mercado, por ejemplo, los países nórdicos, en el caso de Europa, o productores independientes en el caso de los Estados Unidos.

Vale la pena repetir nuevamente las mismas preguntas de uno de nuestros anteriores artículos: ¿Estamos nosotros, como país, buscando alternativas energéticas de futuro? ¿Tenemos un plan a 5, 10 o 30 años? ¿Tenemos un plan que pueda transcender una administración, un partido, una generación?

El presente nos está enseñando como podría ser el futuro, aprovechemos la lección.

Miguel René de la cruz

Ingeniero en Sistemas. Maestro en Alta Gerencia, posgrado en Mercadeo, 27 años en el sector hidrocarburos. Catedrático universitario. Director Corporativo en United Petroleum Grupo Haina. Articulista especializado para el sector hidrocarburos, además presidente de la Asociación Dominicana de Empresas de la Industria del Combustible (Adeic).

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