El contexto actual en cuanto al consumo y al ahorro de los combustibles fósiles, se mantiene constante por el impacto ambiental que provoca su uso en todas las regiones del mundo. Además de que muchos países no producen estos productos y son los consumidores quienes absorben el costo de importación y de distribución.
En la actualidad, los combustibles fósiles —petróleo, gas natural y carbón— constituyen la principal fuente de energía mundial, representando aproximadamente el 84 por ciento del consumo energético global según la Agencia Internacional de Energía.
Por esta razón es importante que tomemos en cuenta lo siguiente:
También te puede interesar: ¿En qué consisten los incentivos fiscales de las energías renovables en República Dominicana?
Ahorrar gas en casa…
Más allá de los estímulos que el gobierno dominicano destina para el precio de comustibles que llegan al país, conviene poner atención también a las posibles formas de reducir el consumo de gas y electricidad en los hogares, como un modo de que los aumentos se adviertan un poco menos al momento de pagar las cuentas.
No es poco lo que se podría ahorrar: hasta un 27.4 por ciento del total, según el 11º Índice de Eficiencia Energética en el Hogar, elaborado por la Fundación Naturgy.
- Usar aires acondicionados inteligentes
Un aparato de estas características puede ser una buena inversión, pues permiten no solo regular la temperatura del ambiente sino también programarlos para que se enciendan y apaguen en determinados horarios.
Los equipos más modernos, además, están equipados con Wifi, por lo que se pueden controlar a través del móvil desde cualquier sitio.
- Procurar un correcto mantenimiento de los radiadores
Existen cuatro cuidados elementales de los radiadores que se deben tener muy presentes, ya que no hacerlo reduce su eficiencia y puede aumentar de forma notoria su consumo y, por lo tanto, el gasto que generan.
Esas tareas básicas de mantenimiento son las siguientes: revisar el equipo en busca de posibles pérdidas de agua, purgar los circuitos para eliminar la presencia de aire en su interior, controlar la presión del agua y verificar que las juntas de los tapones estén secas (y cambiar los tapones en caso de que no lo estén).
- Llave del agua con monomando, siempre del lado frío
Esto puede parecer un detalle menor, pero es la clase de pequeños gastos que se acumulan y suman. Al cerrar la llave el agua, conviene que quede siempre del lado frío (el derecho).
Si queda el lado del agua caliente, cada vez que se abra pondrá en marcha el calentador de agua, con el consiguiente gasto que se genera cada vez que se enciende.
Usar agua fría (o tibia) en la lavadora y el fregadero
En ciertos casos es importante el agua caliente para la limpieza. Por ejemplo, al incluir sábanas y toallas en la colada (los ácaros y otros microorganismos mueren cuando son sometidos a temperaturas a partir de los 60 ºC) o al fregar los cacharros (el agua caliente despega la grasa y logra un lavado más eficiente).
Pero, en general, el resto de la ropa no necesita de agua caliente en la lavadora, y los platos tampoco precisan que el agua se aproxime a su punto de ebullición. Regular su temperatura también permite ahorrar cantidades importantes de energía, pues se trata de tareas domésticas que se realizan con mucha frecuencia.
- Cuidados al cocinar
Si es posible, conviene utilizar el microondas antes que el horno: además de ganar tiempo, el gasto es inferior. Si se enciende el horno, hay que evitar abrirlo durante la cocción (para que el calor no se pierda) y tratar de apagarlo un poco antes de terminar de cocinar, de modo de aprovechar el “calor residual”.
Otra medida útil al cocinar es regular la llama de los quemadores en función del tamaño del recipiente que se coloca encima (el fuego sale por los lados del recipiente representa un gasto inútil) y también tapar las ollas y sartenes -cuando la receta lo permita- para sacar el máximo partido al calor.
También puedes leer: En el Día de la Tierra, el secretario general de la ONU pide eliminar los combustibles fósiles
Para ahorrar gasolina
- Manejar cuidadosamente
Conducir agresivamente (rebasar el límite de velocidad, acelerar y frenar frecuentemente) desperdicia gasolina.
Puedes reducir su consumo de gas en aproximadamente 15 a 30 por ciento a velocidades de autopista y 10 por ciento a 40 por ciento en tráfico lento.
Algunos aparatos le pueden proporcionar datos de cómo maneja y pueden ayudarte a manejar más eficientemente. Un estudio reciente sugiere que estos aparatos le pueden ayudar a mejorar su eficiencia de combustible en un 3 por ciento y que las personas que los usan para ahorrar gasolina pueden obtener hasta un 10 por ciento más de kilómetros.
- Evite cargar cosas en el techo
Al llevar carga en el techo se incrementa la resistencia aerodinámica (contra el viento) y disminuye la eficiencia de combustible de su vehículo.
Una caja de carga redondeada grande, por ejemplo, puede aumentar su consumo de gasolina de un 2 a un 8 por ciento en ciudad, un 6 a 17 por ciento en carretera, y de un 10 a un 25 por ciento a velocidades de una autopista.
Las cajas de carga o plataformas traseras aumentan el consumo de gasolina mucho menos–solo un 1 o 2 por ciento si maneja en ciudad y 1 a 5 por ciento en carretera.
Si necesita usar un contenedor de carga externo, quítelo cuando no lo esté usando y ahorrará combustible y dinero.
- Deshaste del peso extra
No guarde cosas que no necesite en su auto, especialmente cosas pesadas. 100 libras extras en su vehículo pueden reducir sus millas por galón (MPG) hasta un 1 por ciento.
Esta reducción se basa en el porcentaje de peso extra relativo al peso del vehículo y afecta más a los autos pequeños que a los grandes.
- Evita mantener el motor enecendido
Mantener el auto encendido sin moverse puede causar pérdidas de un cuarto a medio galón por hora de combustible, dependiendo del tamaño del motor y el uso del aire acondicionado (AC).
Apaga el motor cuando el vehículo está estacionado. Solo toma 10 segundos de combustible prender su vehículo.
Recibe nuestras noticias por correo
