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jueves 2, mayo 2024

Subasta inversa optimizada

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Por Jaime Aristy-Escuder, economista y matemático

Una subasta inversa es un proceso en el cual los potenciales vendedores –jugadores– pujan a la baja por los precios a los cuales están dispuestos a suplir sus bienes o servicios. En sus inicios, ese tipo de subasta era utilizado a nivel internacional por los gobiernos para la asignación de contratos de construcción de obras públicas.

En una sesión de trabajo en la que participé en el año 2017, el empresario José Luis -don Pepín Corripio señaló que el gobierno dominicano debería utilizar ese tipo de subasta para la contratación de grandes obras de infraestructura. Así las autoridades estarían contratando una obra, con calidad similar a otras propuestas recibidas en ese proceso de licitación, pero al menor precio posible. Una sabia recomendación.

En la República Dominicana, diseñé un proceso optimizado de subasta inversa -utilizando elementos de la teoría de subastas del Premio Nobel de Economía William Vickrey- para la compra del carbón mineral que utiliza la Central Termoeléctrica Punta Catalina (CTPC).

A diferencia de la subasta inversa tradicional, en la cual los vendedores pueden iniciar con precios muy altos y reducirlos gradualmente en cada una de las rondas que se celebran durante el proceso de puja a la baja que podría prolongarse por horas, la subasta inversa optimizada converge al mejor equilibrio posible mucho más rápido. Esto se explica porque del total de jugadores inscritos se seleccionan para participar en la subasta inversa solo los tres primeros con mejor puntaje técnico y económico, quienes podrán hacer, durante la subasta inversa, una única nueva propuesta de precios para tratar de ganar el contrato.

El proceso de compra o contratación basado en esta forma de subasta comienza con la evaluación técnica de las propuestas presentadas por los potenciales suplidores. Esa evaluación técnica, que debe ser realizada por expertos, permite determinar si el bien o servicio a ser suministrado cumple o no con un conjunto de especificaciones y requisitos mínimos. Si cumple, el suplidor se convierte en oferente habilitado.

A partir de esa habilitación y, en caso de que los bienes no sean totalmente homogéneos, se asigna un puntaje en función de las características técnicas del bien. En caso de que los bienes fuesen totalmente homogéneos el puntaje técnico sería el mismo para todos los oferentes habilitados y la diferencia de la posición quedaría determinada por el precio ofertado.

La evaluación de las ofertas se basa en el puntaje total que reciba la propuesta de cada oferente habilitado, que es igual a la suma del puntaje de la oferta técnica y el de la oferta económica. El puntaje total se proyecta en una pantalla local o remota, para permitir que los jugadores puedan participar de manera presencial o virtual.

Al momento de establecer su precio inicial, que se incluye en un sobre cerrado de oferta económica y que se entrega el mismo día que el sobre que incluye la propuesta técnica, el potencial suplidor no conoce el pun- taje técnico de los demás suplidores. Lo que sí conoce ese jugador es la regla de la subasta que establece que solo los tres primeros lugares, ordenados en base al puntaje total, serán los que podrán participar en la subasta inversa. Esa restricción hace que el precio inicial propuesto por el jugador sea el más bajo posible, siendo ese comportamiento inicial muy beneficioso para el comprador.

Una vez ordenados los oferentes habilitados en función de su puntaje total se seleccionan los tres mejores y se inicia el proceso de subasta inversa. Al oferente que ocupó el tercer lugar se le da la oportunidad de que realice una nueva oferta de precios a la baja que le permita mejorar su puntaje total, desplazando de la primera posición al oferente que hasta ese momento tenía el puntaje total más elevado. Esa puja de precios a la baja será realizada por ese tercer jugador tomando en consideración la capacidad de reacción de los jugadores que ocupan la segunda y primera posición, pues estos tendrán la oportunidad de presentar una nueva propuesta de precios a la baja. Se prevé que la nueva propuesta de precios que realizará el que inicialmente ocupaba la tercera posición será el menor precio posible que pueda ofertar, para así colocarse en la primera posición y lo más alejado posible de los otros dos jugadores.

Luego le toca realizar una nueva propuesta al jugador que ocupó inicialmente la segunda posición. Su nuevo precio, si es que puede bajar, dependerá del precio que estableció el tercer jugador, quien ya no podrá hacer ningún otro movimiento, y de la percepción que tenga sobre la capa- cidad de reacción del jugador que ocupó inicialmente la primera posición quien sí posee la oportunidad de hacer un nuevo movimiento. El segundo jugador tratará de colocar un precio que le permita obtener un puntaje total que le traslade a la primera posición y lo más alejado posible del que había quedado en primer lugar al inicio del proceso.

Por último, el oferente habilitado que había quedado en primer lugar presentará su nueva propuesta de precios a la baja. Ese jugador tendrá la oportunidad de mantener su primer lugar si, por lo menos, iguala el puntaje total a la mejor oferta vigente hasta ese momento. Si lo logra, ese jugador, que inició el proceso ocupando el primer lugar, será el oferente adjudicatario del contrato.

La evaluación de las ofertas se basa en el puntaje total que reciba la propuesta de cada oferente habilitado, que es igual a la suma del puntaje de la oferta técnica y el de la oferta económica.

La regla que establece que el jugador que haya ocupado el primer lugar desde el inicio del proceso sólo tenga

que igualar el puntaje total del jugador que en la subasta se haya colocado en esa posición es un incentivo para que la oferta inicial de todos los jugadores sea la mínima posible. A partir de ese momento el nuevo precio a la baja será un beneficio extra que recibirá el comprador.

El caso de las licitaciones de carbón mineral de la Central Termoeléctrica Punta Catalina, la más grande generadora de electricidad del país, realizadas durante el período 2018- 2020 es muy ilustrador. En el segundo proceso de licitación celebrado a mediados de 2019, los oferentes habilitados que obtuvieron los tres mejores puntajes totales realizaron pujas a la baja obteniéndose un ahorro a favor de la empresa por US$750.000.

Debe destacarse que ese proceso de subasta inversa optimizada no solo logró reducir significativamente el precio de compra del carbón, sino que permitió obtener un crédito comercial -sin intereses- de 210 días, pues ese crédito era parte del puntaje técnico. Esas licitaciones constituyen el primer y único caso en que una enti- dad propiedad del Estado dominicano obtiene un suministro de bienes con un plazo para pagar tan amplio. De hecho, quizás ni en el sector privado se consiga algo similar.

A mis estudiantes les señalo que una condición necesaria para que un negocio sea exitoso es dominar el arte de saber comprar. La subasta inversa optimizada le permite al comprador obtener el menor precio posible, dada la calidad de los bienes o servicios que adquiere, y maximizar así su nivel de beneficios. Aquí les dejo una lección que espero puedan aplicar.

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