El Informe de Riesgos Globales del World Economic Forum advirtió, en 2023, la difícil situación internacional existente, con relación a los riesgos globales que sacudían al mundo.
En 2024, la décima novena edición del informe, destaca la aceleración de estos riesgos, sobre todo, la incertidumbre tecnológica y económica, así como una dualidad de dos crisis muy alarmantes. Por una parte, el clima y por otra, los conflictos geopolíticos.
Para la pionera en gestión y reputación de la reputación, Villafañe & Asociados, el riesgo reputacional es cualquier riesgo, vinculado o no la cadena de valor de la compañía, que afecta negativamente a la satisfacción de las expectativas de sus grupos de interés, de manera suficientemente grave como para acarrear una respuesta que menoscabe severamente la reputación corporativa.
¿Qué arrastra este concepto? Pues bien, que en estos momentos, estamos ante un escenario complicado.
Las tensiones geopolíticas subyacentes en múltiples regiones contribuyen a un orden global inestable caracterizado por la polarización de narrativas, que erosionan la confianza e incrementan la inseguridad.
Al mismo tiempo, los países están gestionando un clima extremo sin precedentes, y los recursos de adaptación al cambio climático no alcanzan el tipo, la escala y la intensidad de los fenómenos relacionados que ya están teniendo lugar.
El clima extremo es el riesgo principal con mayor probabilidad de presentar una crisis material a escala global en 2024.
El costo de la vida cada vez es mayor, con una persistente inflación y tasas de interés elevadas. Elementos que fomentan el mantenimiento de la incertidumbre económica en gran parte del mundo.
La incertidumbre económica pesará mucho en la mayoría de los países vulnerables, que podrán ser más excluidos si no cuentan con la debida infraestructura digital y física, gestiones comerciales adecuadas, inversiones verdes y oportunidades vinculadas con el emprendimiento.
Las tecnologías experimentales y la propia inteligencia artificial presentan amenazas existenciales. La seguridad y la educación se convierten en ejes transversales para una adecuada gestión de los mismos.
Como colofón, la volatilidad de la información y su fragilidad, se constata en titulares desalentadores y muchas veces, falsos, que son compartidos a través de redes sociales. La desinformación puede dividir a la población y motivar si cabe más a la fragmentación y las divisiones políticas.
Si tenemos en cuenta que 2024 es un año electoral, estoy puede incidir en que la percepción de la realidad se polarice más, infiltrándose un discurso político que promueva la propaganda o la censura.
El año 2024 llega con un amplio margen para acelerar los riesgos. De hecho, la encuesta global de percepción de riesgos expone que dos tercios de los encuestados pronostican un orden multipolar en los próximos diez años. Un mundo fragmentado en donde la preparación para gestionar de manera conveniente los riesgos globales es fundamental pero cada vez, más crítica.
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